PS_NyG_1965v012n001p0099_0113

104 OBEDIENCIA «DIALOGADA» Y OBEDIENCIA «C IE G A » el Espíritu San to realiza principalmente nuestra con formación a Cristo Jesús. Y digo «principalmente» porque la labor del Espíritu Santo, que es a quien se le atribuye nuestra santificación o transformación en Cristo, no se puede lim itar a los cauces oficiales. No puede haber oposición entre la actuación jerárquica y la acción carismática, pues ambas pro­ ceden del m ismo Espíritu, pero no se debe reducir todo a la institución oficial y menospreciar la acción individual, la que el Espíritu Santo realiza en cada alma. El dinam ismo de la Iglesia n o se concreta al de los órganos jurídicos, sino que comprende también las mociones que el Espíritu produce en las alm as de los fieles 1S. Esta acción carism á­ tica contribuye también a la con formación con Cristo, en la que es­ triba nuestra perfección y para la que de algún modo son necesarios los consejos evangélicos. En esta perspectiva general hay que colocar la obediencia. Y supe­ rar las m iras estrechas y m iopes de los que la consideran una vulgar sumisión hum ana, de hombre a hombre, que llevaría consigo la des­ personalización, con renuncia a la propia in iciativa y autonom ía. En cambio, en su enfoque teológico profundo, la unión del hombre a Dios, lejos de am inorar su personalidad, la acrecienta, porque el hombre se engrandece con su dependencia omn ím oda de Dios. Los santos son las mayores personalidades hum anas 19. Y con esto llegamos al núcleo de la cu estión : Esta obediencia exa ­ m inada en su razón ú ltim a de con formación e identidad con Cristo, ¿puede ser llam ada obediencia dialogada o ciega? ¿Qué significado pueden tener estos adjetivos referidos a la obediencia? III) Obediencia dialogada y obediencia ciega Es indudable que estos epítetos aluden no tan to al carácter on to ­ lògico de la obediencia, cuan to a las disposiciones subjetivas del que obedece. Son modalidades de la m ism a obediencia. ¿En qué consisten? Analicem os los diversos estratos que se pueden encontrar en un acto de obediencia. 18. C f. K . R a h n e r, L o d in á m ico en la Ig lesia , Q u aestiones D isputatae, B a rce­ lon a , H erder, 1963. . . . . . . . . . . . 19. C f. T . U rda n oz, T eo lo g ía d e la o b e d ie n c ia relig io sa , C íen . T o m , 83 (1956) 219-270 y en A ctas d e l C o n g r e s o N a cio n a l d e P e r fe c c ió n y A p o s to la d o , t. III, p p. 170- 203; V . Capanaga, P a ra u n a te o lo g ía y a s c é tic a d e la o b ed ie n cia , A c ta s d el C o n ­ g r e s o N a cio n a l..., pp. 233-238; C. Vaca, T eo lo g ía d e la o b ed ie n cia , R e v . A g u s t. E sp ir. 4 (1963) 81-92.

RkJQdWJsaXNoZXIy NDA3MTIz