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G erm a n zamora de torra lba 6 7 los irracionales expresaría, por tan to, su radical contingencia en el ser y en el obrar, no obstante su necesidad superficial. Existiría, pues, en el plano más profundo, microfísico, un margen de indeterm inismo, subyacente al determ inismo m acrocósm ico ... La razón científica cuan tista captaría el primero, la clásica, el segundo. De ahí su de­ signación bien con el nombre de determ inismo relativo, bien con el de indeterm in ismo racio-científico cuan tista ... E. L. M a s c a l l : indeterminismo teológico. Junto a las teorías precedentes, que no trascienden el ámbito de la especulación filosófica, es interesante exponer una que se aden­ tra expresamente en los confines de la teología. Su autor se sitúa, al menos hasta cierto punto, en el círculo de la neoescolástica, en cuanto depende de los principios de la filosofía tradicional e invoca particu larm en te la autoridad de San to Tom ás. Teólogo de la cien ­ cia, el inglés Mascall propone su teoría bajo el títu lo de ”A Theolo­ gical Interpretation of Physical Indeterminism^” 49. Tra tando de investigar cómo la doctrina tradicional sobre la re­ lación entre la causalidad primaria de Dios y la secundaria de las criaturas debe interpretar la nueva y característica perspectiva de la física moderna, llega a esta conclu sión : la teoría de la física actual está m ás en consonancia con la doctrina cristiana que la teoría por ella suplantada. Lo importante no es la afirmación , fácilm en te admisible, sino su modo de demostrarla. Veámoslo. Según los principios de la filosofía cristiana clásica en todo acon ­ tecer se con jugan indudablemente la causalidad principal de Dios y la secundaria de las criaturas, de El dependientes. En el sistema determ in ista de la física clásica estas dos causas son coextensivas y, aunque se distinguen teóricamente, sus efectos son en la práctica indiscernibles, tan to que la descripción completa del fenóm eno en el p lano físico es posible sólo en térm inos de agentes finitos y de su actividad, involucrándose la causalidad primaria de Dios en la creación, conservación y concurso de aquellos agentes. Cada fenóm eno físico aparece, pues, como efecto de agentes finitos, aunque en realidad de verdad toda la operación sea de Dios y toda de la criatura. Por eso, en definitiva, se relievizan en esa explicación las funciones del ser finito 50. En la interpretación propuesta por Mascall ambas causalidades participan igualm ente tan to en la producción del acto como en la 49. E. L. M a sca ll, C h ristia n T h e o lo g y a n d N a tu r a l S c ie n c e (L o n d o n 1956) 199. 50. Ib id ., 200.

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