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60 FILOSOFIA NEOESCOLASTICA. libertad y, por tan to, de toda probabilidad, estando, como están , sometidos a un verdadero determ inismo intrínseco» 30. La vía insinuada por Pío X I I debería ser, pues, intermedia y equi distante de ambas intemperancias extrem istas, la del determ inismo absoluto mecanicista y la del absoluto indeterm inismo. Entre los neoescolásticos que han ensayado este cam ino se cuen tan Roig Gironella, Büchel, Fabro, Echarri, De Kon inck , M itterer, Mascal, Thum , Selvaggi, y otros. Todos ellos superan la actitud más o menos equilibrista del concordismo y se asom an a un panoram a cosmológico un poco diverso en esta cuestión. Ellos m ismos han avanzado hasta donde el estado actual de la ciencia y las cautelas imprescindibles les han perm itido, aunque no siempre n i todos con la m ism a fortuna. Es el suyo el clima m ás actual dentro de la n eo - escolástica en lo concerniente al p.i. 31. Tan sólo recorremos las opiniones más sólidas en su originalidad; tales nos parecen las de C. Fabro, W . Büchel, J. de Vries, J. Echarri, Ch. de Kon inck , E. L. M a sca ll... 32. C. Fabro: continffentismo. Tan to este epígrafe de «contingentismo» como la mayoría de los que le preceden y le siguen los introducimos por juzgar que reflejan fielmente el contenido de la sentencia a que se refieren. El indeterm inismo de la física moderna no es — enseña Fabro— sino la contingencia radical del ser finito descubierta por vías no metafísicas. Sin negar la causalidad en la naturaleza, se vindica la originalidad del m ismo devenir — del f i e r i — : es la m ism a n a tu raleza quien deviene 33. Subsiste el principio de causalidad, e incluso su necesidad absoluta se pone m ás y m ás de relieve hasta la evi dencia si se atiende a la contingencia pura del ente fin ito; pero tal principio no actúa ya de modo mecanicista. Tampoco se n iegan las leyes físicas o biológicas, sino que m an tienen su vigencia tan to en el micro como en el macrocosmos, donde son la sum a global de in numerables fenómenos elem entales cuyo modo de obrar individual y recíproco es imprevisible. 30. P io X I I , O r a tio in a u g u ra lis I V C o n g r. T h o m . I n te r n a t. R om a e 1955, en S a p ien tia A q u in a tis (R om a 1956) p ars II, 5-7. 31. C f. Selvaggi, C a u sa lità e in d e te r m in is m o n e lla r e c e n t e le tte r a tu r a , 1. c. 32. J. R o i g Gironella, E l in d e te r m in is m o d e la m o d e r n a fís ic a c u á n tic a , en P e n s a m ie n to 9 (1953) 48-75; A. Mitterer, G r u n d fo r m e n d e r U r s ä c h lic h k e it, en S ch o la s tik 25 (1950) 184-208; B. T h u m , D ie B e d e u tu n g d es q u a n te n th e o r e tis c lie n I n d e ter m in is m u s, en A c ta I I C o n g r e s s i T h o m is tic i In te r n a tto n a lis , R om a e 1937 (R om a 1938) 335-340. 33. O. Fabro, C o n tin g e n z a n e l m o n d o m a te r ia le e in d e te r m in is m o fis ic o , en II p r o b le m a d ella scien z a , 278,
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