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A L E JA N D R O D E V IL L A L M O N T E 41 nado a la Palabra y recibiendo de ella su valor para reproducir la muerte del Señor. Reproducción que sólo tiene lugar por la fe 14. También se ofrece otra solución bien distinta: La Palabra de la predicación está totalmente subordinada a la palabra sacramental. La Pascua del Señor se reproduce y participa, ante todo, por el sacra mento y especialmente en la Cena del Señor. Esta sería la palabra completa y definitiva sobre la Cruz de Cristo. Las otras palabras serían «preparación», palabras previas hasta que llegue esta definitiva pala bra sacramental 15. Esta divergencia nos invita a señalar más en concreto el modo pro pio que la Predicación tiene de reproducir la Pascua del Señor y su relación con el modo sacramental de que también nos habla Pablo. P re d ic a c ió n y P a s c u a d e l S e ñ o r. — Ya hemos indicado repetidas veces que el tema central de la predicación de Pablo es la Pascua del Señor, Cristo muerto y resucitado (p. 34). Pero, Pablo pregona la Pas cua del Señor no como una noticia histórica o para hacer una reflexión doctrinal sobre ella, sino que al pregonarla quiere que se reitere y reproduzca en el corazón de ios hombres. Así sucede cuando el hombre se entrega a Dios por la fe y Cristo es engendrado en los corazones. Pablo cuenta con el bautismo y con la Cena del Señor como medios para reproducir también la Pascua del Señor. Pero él, personalmente, concibe la Iglesia, ante todo, como un conjunto de hombres «elegidos, llamados, convocados » por el Pregón de Salud. La palabra del Kerigma congrega, fundamenta y constituye la Iglesia. Naturalmente, la pala bra e fic a z , que realiza la Pascua que pregona, por la fe y la caridad. Si se quiere hablar de la palabra y del sacramento como dos formas fundamentales de reproducir la muerte del Señor y, por tanto, de hacer Iglesia, nunca se las puede contraponer. Ni se las puede distin guir adecuadamente, ya que no hay una palabra de salud que, por la fe y caridad —y sin alguna relación de sacramento— produzca la Pascua del Señor en el hombre. Ni hay sacramento eficaz para repro ducir la Pascua del Señor sin la colaboración de la palabra. Por lo que respecta a Pablo, tal vez haya que hablar de cierta prevalencia de la palabra sobre el sacramento, ya que él se cree enviado ante todo a predicar, más bien que a bautizar (I Cor. 1, 7). Por otra parte la 14. Nos referimos ahora a Bültmann, Theologie des Neuen Vestments, 301 ss., 306-351. Esta interpretación de las relaciones entre palabra-sacramento es corriente entre los protestantes. 15. Por ej., H. Schlier, Wort Gottes, pp. 59-64. También C. Floristan, La pala bra y el sacramento en la acción pastoral, Scriptorium Victoriense, 8 (1961) 288- 327; con abundante bibliografía católica sobre el tema,
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