PS_NyG_1965v012n001p0003_0043

A L E JA N D R O D E V IL L A L M O N T E 35 de Jesús. Cristo es el «Misterio de piedad», ya que en El se condensa toda la amorosa piedad del Padre en orden a salvar a los hombres. Es­ te misterio de piedad se manifiesta en la carne, cuando «el Verbo se hizo carne y habitó entre nosotros y contemplamos su gloria, gloria como de Unigénito del Padre» (Jn. 1 , 14). Durante su vida terrenal el Espíritu dio una justificación y testimonio a favor de su obra, en el momento de la resurrección (Rom. 1, 4; 8 , 11), el día de Pentecostés y en la difusión de carismas en la Iglesia (Ef. 4; I Cor. 12). Y den­ tro de esta Historia Sagrada el momento kerigmático: Cristo procla­ mado entre los g e n tile s . Ya conocemos quién es el heraldo que realiza esta proclamación: Pablo elegido por Dios desde la eternidad para este «servicio». Una vez más el ser proclamado es uno de los episodios en el desa­ rrollo objetivo de la Historia de Salud. Uno de los «estados» objetivos en los que Cristo se encuentra en su paso hacia la glorificación per­ fecta como Kyrios-Señor es este de «ser-pregonado», ser un Kerigma sustantivo de salvación. Así como hablamos del Cristo terrenal (Je­ sús en su condición carnal), del Cristo glorioso triunfante al final de los tiempos, también hay un Cristo «kerigmático», el Cristo del Ke­ rigma que vive en la predicación y se hace palabra predicada, en este entretiempo que va desde Pascua a la Parusía. Todas estas etapas de la Historia de Salud están íntimamente uni­ das entre sí, dinámicamente compresentes unas en otras; brotando unas de otras en perfecta concatenación vital como si formasen la pululación viviente de un mismo organismo que progresivamente va creciendo. Desde la eternidad brota el Misterio en el corazón del Padre. Este pregona su Misterio en Cristo, que en todo su ser es Kerigma, Pregón sustantivo del Padre que anuncia en El a los hombres su «misterio». Todo Cristo es Logos, Palabra-Realidad que proclama lo que es la vida de Dios para nosotros. Y así como el Padre hace de Cristo su Pregón ante los hombres, así Cristo busca proclamar las insondables riquezas que el Padre ha puesto en Ei por el ministerio de Pablo y los demás predicadores: Cristo pregona a Cristo. Este ser pregonado de Cristo es un paso indispensable para que el Misterio siga desarro­ llándose y pase desde Cristo a realizarse en el corazón de los hombres. Porque el Padre no quiere a Cristo solo, ni revelarse sólo en Cristo, sino en todos los hombres en Cristo (Rom. 8 , 29; Ef. 1, 1-14). Decimos que entre los acontecimientos salvíficos hay que contar el nacimiento de Cristo, su muerte y resurreccción. También tenemos que afirmar que, a esta misma Historia objetiva, pertenece el ser proclamado Cristo, tal como tiene lugar en la predicación. No po­ demos cortar la secuencia de la Historia de Salud en ninguno de

RkJQdWJsaXNoZXIy NDA3MTIz