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A L E JA N D R O D E V IL L A L M O N T E 3 3 la historia sagrada —la muerte y resurrección de Cristo sobre todo— y ahora nosotros, por medio de la predicación la narrásemos y expli cásemos para captar conceptualmente su contenido salvifico. O tam bién, aunque los hechos salvíficos se realicen en nuestro tiempo como, por ejemplo, la justificación del hombre por la gracia, solemos diso ciarlas como dos realidades aparte, aunque intimamente relaciona das: Historia de salud universal o particular y luego la explicación de su contenido, que se nos hace por la predicación y más amplia mente por la teologia. Es verdad: la predicación implica narración, aclaración y ense ñanza autoritativa de los hechos salvíficos y de las verdades revela das que sobre ellos se elevan. Pero, también es algo más: el acto mis mo de predicar, pregonar la Enhorabuena de salvación, es un ep iso d io , un paso en el desarrollo del plan objetivo de salvación, de la eco nomía de salvación. V e am o s c u á l es e l proceso de la H is to r ia de S a lu d , según lo concibe san Pablo. Esta Historia sagrada está ligada a la revelación del Misterio de que tantas veces nos habla san Pablo, dándose él por muy entendido en el conocimiento de este m is te rio . En las cartas de cautividad —Efesios y Colosenses— nos describe a grandes rasgos los episodios más salientes de esta Historia, los pa sos y proceso que sigue Dios para la revelación plena del Misterio de Salud y su «economía». Primeramente el Misterio aparece germinando desde la eternidad en el corazón del Padre, como una amorosa decisión de su voluntad de salvar a todos los hombres en Cristo, de recapitular todo en Cristo, para alabanza de su gloria (Ef. 1, 1-14). Aunque durante siglos y gene raciones el misterio estuvo oculto (Col. 1, 26-27; Ef. 3, 1-13), pero por su propia naturaleza estaba llamado a ser pregonado. El mismo Padre que lo había concebido se encargó de pregonarlo en su Hijo Jesús, en su muerte y resurrección, en la cual el Padre «proclama» a Jesús de Nazaret como Kyrios y Cristo suyo (Hech. 2, 34-35; 3, 13). Cristo resucitando es, diríamos, el k e r ig m a s u s ta n tiv o del Padre, en que El pregona el Misterio de su voluntad. Pero, con esto no ha terminado la «historia» del Misterio. El Padre ha escogido «heraldos-pregoneros-ministros del Misterio», cuales son Pablo y los demás predicadores. Los ha asumido a la categoría de ins trumentos y los ha incorporado así a la misma Historia, al proceso objetivo de revelación del Misterio. La tarea del pregonero del mis terio es esta: cumplir con su acción la etapa dela Historia delMis terio que va desde la muerte y resurrección de Cristo como aconte 3
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