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A L E JA N D R O D E V IL L A L M O N T E 29 autoridad de Cristo —todo esto es verdad— , pero también es algo más profundo: una de las actividades que Cristo glorioso ejerce para lograr crecer como varón perfecto en su Iglesia es esta de hacerse proclamar, de pregonarse a sí mismo por boca de sus misioneros: Cristo predica a Cristo. B) L a 'p red ic a c ió n c o n tie n e a C ris to . — Esta afirmación implica una mayor, más íntima unión entre Cristo y la función kerigmática. En su sentido más inmediato quiere decirse que el tema esencial de la predicación evangélica es Cristo, más en concreto, Cristo muerto y resucitado. El contenido sustancial y primario del kerigma de salvación es Cristo muerto y resucitado. Los apóstoles son por excelencia los pre­ goneros de la gesta del Padre que resucitó a Cristo. Como desarrollo de este germen central entran en acción otros temas del evangelio. Los esquemas de sermones que se nos conservan en los H e ch o s tam­ bién están centrados en torno a la resurrección de Cristo. Cuando se tratan otros temas se hace como ampliación y como aclaración de este tema central de la resurrección: hacia adelante, hacia la preexistencia y hacia lo profundo. En todas las direcciones de la Historia de Salud B. Ya decíamos antes que para Pablo el tema básico y constante de la predicación es un misterio: el amor caritativo del Padre; que se manifiesta en una persona histórica: Jesús; y en un suceso histórico: la Pascua, muerte y resurrección de Jesús. Y para una finalidad pas­ toral más inmediata, el tema de la predicación se centra todo en Cristo muerto y resucitado. En este acontecimiento se revela todo el ser de Cristo y en Cristo todo el misterio del Padre. Por eso Pablo resume su predicación en Cristo crucificado y resucitado. Todo lo demás que Pablo intenta predicar y predica son variaciones en torno a este tema central: Misterio del Padre en Cristo muerto y resucitado. Pero hay más. La predicación no sólo contiene a Cristo muerto y resucitado en cuanto que habla de El, sino que, al pregonar el misterio de Cristo, todo él se rememora y se reproduce ante los oyen­ tes de a q u í y a h o ra . 13. El proceso que va desde el Pregón Pascual hasta la predicación de las otras verdades cristológicas y teológicas en general, puede verse en A. de Villalmonte, La Teología Kerigmática, pp. 28-46. H. Schlier, Wort Gottes, pp. 41-48. El proceso que va desde el primitivo «pregón pascual» hasta la cristología del NT., lo examina detenidamente R. Gieselmann, Jesus der Christus. Die Urform des apostolischen Keriygmas als Norm unserer Verkündigung und Theologie von Jesus-Christus, Stuttgart, 1961, pp. 103-175.

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