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24 T E O L O G IA D E LA P R E D IC A C IO N E N S A N P A BLO que a Cristo y éste crucificado; aunque sea necedad para los griegos y escándalo para los judíos (I Cor. 2, 2; I Cor., 1, 23). Esta fidelidad al mensaje recibido es la norma suprema de su actividad kerigmática. Por eso Pablo no busca agradar a los hombres, sino a Dios. Que si buscase agradar a los hombres ya no sería servidor de Cristo (Gal. 1, 10). Lo demás sería correr en vano (Gal. 2, 2). Pablo podía haber escogido para la captación de los oyentes temas más atractivos y de éxito inmediato más visible. Con tal procedimiento se hubiese evitado muchas dificultades tanto en Galacia como en Corinto. La conciencia que Pablo tiene de ser fiel a Dios es lo que crea en él la seguridad, plena de que, mediante su acción apostólica, la acción de Dios es completamente trasparente en él. Entonces es cuando tiene origen la famosa «jactancia (kaujema=kaujesis») del apóstol. La base de su «jactancia» es el hecho de que por la gracia de Dios cumple debidamente y con fidelidad su misión. Pero, queda tan clara la acción de Dios y la nulidad, flaqueza y debilidad «carnal» de Pablo, que «es una gloria» ver cómo Dios triunfa en Pablo: El se gloría en las grandes maravillas que Dios obra en él. De su propia cosecha no tiene otra cosa en que gloriarse, ni nada en que jactarse sino en sus debilidades de hombre que vive en condición carnal (2 Cor. 12, 5). Pablo se «jacta», si vale la palabra, en Dios. Cuando quiere «jactarse» sobre sus propias acciones entonces advierte expresamente que adopta la actitud de insensato (afron) pues se jacta según la carne 10. L a « a u d a c ia a p o s tó lic a » . Esta misma conciencia y seguridad inte­ rior de que la gracia de Dios obra en él y le hace ser fiel al mensaje, produce en el predicador Pablo otra actitud espiritual estrechamente unida a la «jactancia y zufanía» con que se pregona el mensaje: La «parresía» - intrepidez - audacia, seguridad de si mismo El profeta que se siente interpelado por palabra de Dios, necesita que la misma palabra le dé resistencia para no sucumbir ante la santidad de Dios que le invade y hace instrumento suyo. En la solemne teofanía (pneumatofanía) de Pentecostés aparecen los Apóstoles revestidos de la «fuerza del Espíritu» (Hech. 2, 29; 4, 29-31). Pedro y los demás predicadores aparecen revestidos de una valentía, audacia e intrepidez que nadie puede explicarse en unos hombres plebeyos, naturalmente medrosos e inseguros de sí mismos (Hech. 4, 13). Especialmente sobresale la libertad, valentía y atrevi­ 10. Textos y comentario en K i t t e l , ThWB, «kaujema-kaujesis». R. B u lt m a n n , Theologie des Neuen Testaments, p. 242 ss., 265, 269, 281. K . P r ü m m , Diakonia Pneumatos, pp. 88-99. 11. C f. K i t t e l , ThWB., «parresia». , 0 . S p ic q , L ’épitre aux Hébreux, vol. I, pp. 69- 70, 315.

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