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A L E JA N D R O D E V IL L A L M O N T E 19 del Evangelio (Hech. 6 , 2, 4), que «pregonan» el mensaje de salva ción, a C ris to , que es su síntesis (Hech. 19, 13; 20). Es especialmente rico en este aspecto el vocabulario de san Pablo. Por efecto de una graciosa elección divina Pablo es verdadero «apóstol» en nada inferior a los Doce. No será necesario insistir en este aspecto técnico del apostolado de Pablo 8. La trasformación que la misión-elección divina opera en el «enviado» se comprende mejor fijándose en otras expresiones. Pablo es «ministro-leitourgos» de Cris to, prestando un servicio sacerdotal al ganar para el evangelio a los gentiles (Rom. 15, 16). Es c o la b o ra d o r de Dios en la obra de plantar y edificar la Iglesia (I Cor. 3, 9); « s e rv id o r » (hiperetes) de Cristo (I Cor. 4, 1); a d m in is tra d o r (oikonomos) de las riquezas del N. Testa mento (2 Cor. 3, 6 ); « d e p o s ita rio » a quien se le ha confiado (la pre dicación de) el evangelio (I Tes. 2, 4; Tit. 1, 3). También se presenta Pablo como un «pregonero Keryx», que proclama pública y solemne mente la enhorabuena de la salvación de los hombres todos en Cristo (1 Tes. 2, 7; Tit. 1,11). Una fórmula de contenido denso es sin duda la de « m in is tro ( d iá - kono s) d e l E s p ír itu » (2 Cor. 3, 8 ), con la cual se proclama Pablo in vestido de un «servicio» incomparablemente superior al que desem peñaron los «servidores» que Dios se escogió en el A. Testamento; incluso superior al servicio de Moisés (Ib. 3, 1-8). Más abajo veremos a Pablo como «hombre Espíritu». Finalmente, la fórmula de mayor profundidad teológica: Pablo es « m in is tro -d iá k o n o s » d e l m is te rio de D io s (I Cor. 4, 1; cfr. 9, 17). Su «diakonía-servicio» como pregonero del m is te rio es tema de particular interés en las cartas de la cautividad (Col. 1, 23-29; Ef. 3, 1-13), según comentaremos más adelante. Bajo cualquiera de estas denominaciones y siempre completán dose unas a otras, se expresa reiteradamente la misma realidad: El hombre que es «llamado-elegido» queda trasformado por la presencia de Dios en él, habitado por una fuerza superior a él mismo, cual es la fuerza del Espíritu de Dios y de Cristo. Como consecuencia de ser asumido por Dios para instrumento, para su «servicio», las pala bras que fluyen del predicador no son palabras de hombre, sino de Dios. No fluyen de un orden objetivo de cosas; ni son fruto de con vicciones, razonamientos, experiencias religiosas humanas aun las 8 . Para la teología del «apóstol» especialmente en Pablo, cf. K i t t e l , ThWB., «apostolos». K a r l P rü m m , Diakonia Pneumatos. Der zweite Korintherbrief als Zu gang zur apostolischen Botschaft. Bd. II: Theologie des zweiten Korintherbrief. Teil: Apostolat und christliche Wirklichkeit, Herder, Rom-Freiburg-Wien; espe cialmente pp. 59-235.
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