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D IO N IS IO CA STILLO 249 No se tra ta , p o r tan to , de c o n c ilia r dos extremos an tagón icos, en el que uno lim it a a l otro, ya que, como an te rio rm en te hemos dicho, e l ser de D ios n o re sta n i sum a n a d a a l ser de la c re a tu ra ; sino de fundar la libertad con tin g en te en la. libertad transcenden te. E n efecto, hemos visto cómo la lib e rta d n o es el «constitutivo» de la persona, sino u n a p rop iedad fu n c io n a l que p resupone u n su je to ra c io n a l. E n e l o rden p sico lóg ico y m o ra l es c ie rto que aparecemos como p u ra c ap a c id ad de «poder ser», con c ap a c id ad p a ra «hacer n ue stro p rop io ser», en c ie rto sen tido , tom ando n u e stra s de cisione s respecto a lo que nos p e rfe c c io n a en orden a n u e stro fin 57. Pero esos órdenes p resuponen u n orden on tològ ico a n te rio r en la m ism a n a tu ra le z a ra c io n a l p o r el que la lib e rta d es capaz de ser an tecedentemente a l obrar. E l p rob lem a de «ser» es antecedente a l de la «elección», a l de la a c tiv id ad , a l de la lib e rtad . Y es p re c is a ­ mente e sta con fu sión de l p rob lem a de l se r con el de la elección , op­ ción , la que lle v a a S a rtre y a esta co rrien te atea a p re se n ta r un p rob lem a que, puesto en los té rm ino s p o r tale s filósofos establecidos, cie rtam en te n o te n d ría so lu c ió n posible. Pero antecedentem ente está el p rob lem a ontològico. L a a c tiv id ad es la exp resión man ifestativa p rim a ria del ser, de algo que ya hay, no con stitu tiva de éste. E s u n a n u e va p e rfe cción que nace y presupone lo que hay. E s m an ife sta c ió n de p le n itu d bien p a ra com un icarse , co­ mo en D ios, o b ien p a ra p e rfe c c io n a rse s i se t r a ta de la s cre a tu ra s. E l p rob lem a de la lib e rta d h um an a , po r tan to , no puede desligarse del p rob lem a an teceden te del ser, s in el c u a l aqu e lla n i sería. A h o ra bien , la lib e rtad , como ra d ic a d a que está en u n ser «con­ tingen te», n e ce sita se r exp licad a den tro de la s leyes de los seres con ­ tingen tes. Pero éstos no sólo ’’ex is ten ” , sino que tienen su ’’d eter­ minada naturaleza” , es decir, existen «tales», con todas sus c a ra c te rís ­ tic a s p ro p ia s y p a rtic u la re s , y con s u f in p ro p io (ra zó n de su a c t iv i­ dad)', po r «donación» e x c lu siv a de D ios, ser Absoluto. 57. Y desde este punto de m ira tiene respuesta la interrogante de Merleau Ponty y otros filósofos modernos que intentan atacar al problema de D ios preci- ramente partiendo de este punto, de la realización de la perfección del hombre caso de que Dios, «el perfecto», existiera... Existe el bien, el Bien Infinito, decimos nosotros. Pero el hombre debe «apropiarse» esa perfección tendiendo hacia ella, «realizándola» en sí en cuanto su finitud le perm ita, asimilándose a Dios en cuanto es posible. El hombre se apropia, así, hace suya, la existencia «donada», a fin de llegar a ser aquello que D ios quiere de él. Cf. L acroix , Le sens de l’athéisme mo­ derne, etc., 46 ss.; C. T rès -M ontant , Essai sur la connaissance de Dieu, Les éditions du Cerf., Paris 1959, 88 ss.; O. G iacon , Deve cercarsi un nuovo concetto e una nuova dimostrazione di Dio?, en II problema dell’ateismo, etc., 193 ss. ;

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