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C A R L O S DE V IL L A P A D IE R N A 1. Diversas posturas. 99 Estudiando la exégesis antigua y moderna, podemos agrupar así las diversas posturas: 1. Cirilo de A lejand ría : Dio potestad a los gentiles antes que creyeran, por el mero hecho de traspasar a ellos el evange lio rechazado por los judíos \ Mas esta opinión está en flagrante contradicción con el contexto, pues es precisamente a los que reciben a Ci'isto, a los que creen en El a quienes da esta potestad. Otra solución del mismo Cirilo, sostenida por Paciano y trans mitida por Teofilacto: concedió a los ya creyentes potestad de hacerse hijos de Dios al bautizarse 6. Más probable —apostilla Maldonado— es esta sentencia que la anterior, pero aún queda aquello de cómo no eran hijos los que ya habían nacido de Dios. Esta misma opinión sigue modernamente Alan Richardson: «aquí, en el versículo 12, tenemos una referencia muy clara al bautismo; se contrapone nuestro primer nacimiento y nuestro segundo nacimiento en el abutismo. Es en nuestro bautismo donde nos hacemos hijos de Dios» '. Más adelante comprenderá el lector cómo no puede admitirse esta postura según una sana interpretación del pensamiento de San Juan. 2. S. J. Crisóstomo, Santo Tomás, Calmes , Loisy y actual m en te Foss W esco tt, entre otros, razonan así: la generación o nacimiento es presupuesto a la acción de la voluntad y cons tituye al hijo. En efecto, el acto inicial es un don «eggenézesan» y una aceptación «élabon». El crecimiento sigue a este don; «Tekna tou Zeou genészai» indica un «devenir», un hacerse que, después del don de la facultad supone un esfuerzo humano por llevarlo a más, hasta la perfección plena en la vida eterna s. Pero este razonamiento choca con una dificulta infranquea ble: ¿cómo puede uno hacerse h ijo de Dios cuando ya lo es? Y el cristiano, por el mero hecho de recibir a Cristo, es ya hijo de Dios, según clara afirmación de San Juan en la primera epís tola, 3, 1 ss.: «Carísimos, ahora somos hijos de Dios, aunque aún no se ha manifestado lo que hemos de ser». Maldonado, para obviar la dificultad, transcribe «hijos» por «herederos». «San 5. Ib id ., 77. 6 . I b id , 77. 7. The Torch Bible Commentary. The Gospel according to St. John, L o n d o n 1980, pp. 41-42. 8 . M . E . L a g r a n g e , Evangile selon S. Jean, P a ris 1948 (E tu d es B ib liq u es) p . 14.
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