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93 « D E D IT E I S P O T E S T A T E M F IL IO S D S I F I E R I » Felipe de Fuen terrabia : «Pero a cuantos lo recibieron, a los que creen en su nombre, dio poder de llegar a ser hijos de Dios». Juan Leal (comentario de Profesores de la Compañía de Je­ sús, B. A. C .): «Mas a cuantos lo recibieron, les dio poder para llegar a ser hijos de Dios, a los que creen en su nombre». En esta misma línea están las versiones extranjeras consultadas. Todas estas traducciones indican, unas claramente, otras menos explícitamente, que cuantos reciben a Cristo, cuantos se adhieren a El mediante la fe, reciben no la filiación, no la categoría de hijos de Dios, sino la facultad, la capacidad, el poder de llegar a ser, de con­ vertirse en hijos de Dios. Así comenta el P. Braun: «La palabra «exou- sía=poder», significa la facultad libre de hacer o no hacer una cosa. El hombre es, pues, libre de renacer a la vida de los hijos de Dios o de negarse a ello (Conc. Trid.: De Justificatione, ses. 6, can. 4. D. 814)2. En parecidas expresiones abunda el P. Simón-Dorado: «Vi vocis ’’exousía” est potestas, libera facultas aliquid faciendi aut habendi. Hominibus ergo affertur divina filiatio, at eorum relinquitur potes- tati ut consentiant necne huic supremae Dei benevolentiae. Fide ea potestas habetur, in effectum tamen non deducitur nisi gratiae infu- sione, qua sola divinae consortes naturae efficimur» (2 P. 1, 4) 3. Pero en el versículo siguiente se dice que éstos reciben a Cristo, que creen en El son los nacidos de Dios. Luego son hijos suyos. De aquí el problema condensado en esta pregunta, que ya se propusiera Mal- donado, sin que lograra resolverla: «En las palabras que siguen créese latente una gran dificultad: ¿cómo se entiende que Cristo dio a los que le recibieron potestad de hacerse hijos de Dios, cuando en el mero hecho de recibirle se hacen tales hijos de Dios? Recibirle a El es hacerse hijos de Dios, y lo con­ firman las palabras que siguen: que no de la sangre, ni de la volun­ tad de la carne, no de la voluntad del varón, sino de Dios son na­ cidos. Es decir, que aquellos a quienes afirma que ha dado potestad de hacerse hijos de Dios ya habían nacido de Dios, según el mismo evangelista. ¿Qué otra cosa es ser h ijo de Dios que nacer de El?» \ 2. Evangile selon S. Jean (L a S a in te B ib le, L P iro t-A . C la m e r). P a ris 1946, p. 316. 3. Praelectiones Biblicae. Introductio et Commentarius in quattuor Jesu Chris­ ti Evangelia. T a u rin i 1951, p . 254. C fr . T . G a r c ia ab O r b is o , Praelectiones Exe- geticae de Novo Testamento. 1 Evangelia. R o m a e 1956, p. 58. 4. J u a n de M a ld o n a d o , S. J-, Comentarios al Evangelio de S. Juan (V ersió n ca stella n a , B . A . C .). M a d r id 1954, p. 76.

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