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88 V O L U N T A R ISM O E S C O T IS T A . estudio esto era una interrogación. Al llegar aquí la interrogación debe ceder su puesto a la frase llena de sentido afirmativo. La liber tad se va abriendo camino en la vida hacia una perfección cada vez más lograda hasta alcanzar la plenitud en la bienaventuranza. En la vida del santo aparece esto en toda su luminosidad. Se abre su libertad en la infancia. Y desde entonces, por un dominio cada vez más perfecto sobre los resortes de su vida, va poniendo sus ener gías psíquicas al servicio del Bien Optimo. Con nueva resolución reiterada cada mañana, el santo va asemejándose cada vez más al bienaventurado en su dominio libre y en su indifectibilidad en el bien. Al mirar el camino del santo, que se siente cada vez más libre, es decir, más plenamente dueño de sí mismo, y al mismo tiempo cada vez más vinculado al Bien Optimo, comprendemos con cuanta razón afirma Duns Escoto que el poder pecar no pertenece a la íntima estructura de la libertad. Más bien es su deficiencia por ser libertad finita y limitada. En el cielo esta deficiencia, de raíz óntica, es eliminada por el poder de Dios que rectifica plenamente a la vo luntad libre para que quiera lo que debe querer: el SUMO BIEN. Este sumo bien es al mismo tiempo su PLENA FELICIDAD. El problema de la transcendencia es primario en todo sistema filosófico. En el existencialismo lo es porque señala el cruce donde se separan las distintas corrientes del mismo. Ante este problema adquiere cada cuál la tónica que le caracteriza. En Sartre el problema va implicado en su concepción del se r - para-si. Este ser, como ya vimos, es conciencia y libertad. Por ser conciencia es conciencia de algo. Por ser libertad es libertad para algo. Este algo a quien dice una relación intencional la conciencia es lo tran scenden te a la misma. La conexión entre la conciencia libre y lo transcendente se verifica en el proyecto. «Cada individuo, escribe Sartre, tiene su proyecto entre infinidad de proyectos posibles». Pero en todos los proyectos late el deseo de llegar al se r -en -s i. La iden tificación del ser-pa ra -sí con el se r -e n -s í sería la plenitud. Un tal ser vendría a ser Dios. Pero, esta unión del s e r -e n -s í con el ser-pa ra -sí Sartre la con ceptúa absurda. El anhelo del hombre por llegar a ser Dios en la unión del s e r -e n -s í con el ser-pa ra -sí, irrealizable. Por ello el hombre es constitutivamente un fracaso, una pasión inútil. Sartre, ha propuesto una imagen vulgar de su visión onto-psico- lógica, que nos permitimos transcribir, pese a una natural repug nancia. La dignidad humana queda con ello humillada, pero el pen samiento de Sartre se nos hará más patente. «Se traiga a la memoria, dice Sartre, a un asno tirando de un carro y que intenta comer del
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