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F E L IC IA N O D E V E N T O SA 87 culiares. Ahora ante todo, nos interesa ponderar que se niega a ver en el objeto de la beatitud, pese a que sea el mismo Dios en to da su fascinante plenitud, un poder de atracción tal que motive en la voluntad la pérdida del acto libre. Para Duns Escoto esto es con trario al principio capital de su psicología del acto libre: voluntas est libera per essen tiam . Permanece, por ello también libre ante su último fin. Pero, si la voluntad permanece libre en la beatitud no quiere ello decir que ésta sea mudable o defectible. Dos problemas preo cupan al Doctor Sutil al analizar la permanencia de la beatitud: primero, la perpetuidad del estado beatífico; segundo, la indefecti- bilidad de la voluntad en su tendencia al Bien Optimo. Ambos pro blemas se reclaman. Si la beatitud fuera cosa de un instante, v. gr., la de San Pablo en su rapto místico, el problema de la indefectibi- lidad sería inexistente. Pero esta beatitud de un instante —la llama Duns Escoto beatitud intensiva — no puede saciar plenamente al hombre. Ya San Agustín protestaba que pudiera llamarse beatitud a un estado que no fuera eterno. Por ello el hombre pide la beatitud que Duns Escoto llama exten siva , es decir, la beatitud perpetua. Ante esta beatitud Duns Escoto se pregunta: ” Unde igitur haec perpetuitas'í” . Y responde: Digo que no hay otra causa que la volun tad divina, que así como dispuso ’’beatificar” al hombre con la última perfección intensiva, igualmente con la última perfección extensiva. Las obras de Dios carecen de imperfección, porque todas son perfec tas, y así como voluntariamente ha dispuesto ’’bea tificar” a la natu raleza intelectual en algunos instantes, así también ha dispuesto la conservación perpetua de la misma. Dios perfecciona a la natura leza según es esta perefectible. Ahora bien, la naturaleza humana es perfectible de ambos modos, es decir, con beatitud intensiva y exten siva 21. Resuelto límpidamente el primer problema, pasa Duns Escoto a estudiar el segundo: la indefectibilidad de la voluntad libre. Aun reconociendo en la voluntad libre la pavorosa posibilidad de volver la espalda al Bien Optimo, Duns Escoto afirma que la voluntad no lo hará jamás por la especial asistencia divina. «Quod autem non possilt uti potestate sua ad opposita beatitudinis, hoc est propter ac- tionem superioris causae moventis ad oppositum» Breve, pero clara solución del problema. La libertad: cam ino hacia la plenitud. En el título de nuestro 21. Rep. Paris., IV , d. 49, q. 5 (ed. Vives), t. 24, p p . 645-646. 22. L. cit., p . 646.
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