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82 V O L U N T A R ISM O E S C O T IS T A . perfección. Pero, este enriquecimiento que da la libertad no es me­ ramente relativo, como sucede, v. gr., con la corporeidad. También el ser de ésta es un valor positivo, porque siempre es mejor ser cuerpo que no ser. Pero no tiene el valor positivo y total de la ”p e r - fectio sim p lex”, porque impide la realización superior del ser. Lo corpóreo nunca puede llegar a ser espíritu. La voluntad libre se halla, por el contrario, dentro de la línea de la perfección del ser. No dice, por su íntima estructura, ninguna relación con lo imperfecto, con el no ser. Si la imperfección, si el pecado, si el no ser tienen que ver con la voluntad libre, ello se debe, no a que es libre, sino a que es la voluntad libre de un ser imperfecto y finito. Duns Escoto afirma categóricamente que la voluntad libre de un ser infinito es necesariamente recta, es decir, ligada indefec­ tiblemente al ser. Por el contrario, si la voluntad creada es defectible, se debe ello a un doble motivo por el que se relaciona de algún modo con la nada. Ante todo por su radical contingencia, que le impide tener consis­ tencia en sí misma. Sólo una fuerza conservadora divina impide el que vuelva a la nada de donde salió. En segundo lugar, porque esta labilidad en el plano óntico se traduce, en el moral, en la posi­ bilidad de desviarse del recto orden y caer en el pecado. El pecado es el no ser. Contra siglos de maniqueísmo la recta filosofía ha man­ tenido esta postura. Este no ser del pecado es el triste gaje que le queda en su grandeza a la voluntad libre, que no es potencia infinita de rectitud. Y que, por lo mismo, no se halla vinculada necesaria­ mente al orden del ser. La deficiencia óntica de la voluntad libre es una consecuencia de este principio diáfano de Duns Escoto: ”Dico igitur, quod omnis creatura po test tendere in nihil, et in non esse, eo quod de nihilo est, e t sua actio sim iliter tend it in non esse, e t hu jusm od i tendentia surgit necessario e x natura rei” n. La deficiencia moral del hombre proviene de que la rectitud plena compete exclusivamente a la voluntad infinita. "Volun ta s infinita, dice Duns Escoto, non p o te st non esse recta, nec po test non esse in actu recto, quia tim e esset poten tia lis ; igitur neessario est in actu recto” 1*. Toda otra voluntad es deficiente, si no se halla confortada por un prin­ cipio extrínseco, como sucede en el cielo por la asistencia divina. Estas deficiencias que muestran a la voluntad libre sobre la sima de la nada, tanto de la nada óntica, como de la nada del pecado, no 13. O p . Oxon., I I , d . 23, q. u n ., n . 5 (ed. F iu es), t. 13, p . 161. 14. ü p . Oxon., I, d. 10, q. u n ., n . 11 (ed . Vives), t. 9, p . 793.

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