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58 LA E S P IR IT U A L ID A D U N IT A R IA . La unidad sobrenatural querida por Dios para los hombres tiene, según el testimonio de Pablo, mucha más profundidad. Es una gracia palpable ya en el mundo, inauguración de una nueva vida que trans­ forma la historia universal y la historia particular de cada individuo. Pues el Verbo, que aparece en el mundo como llamada de Dios hecha carne, no es sólo un ruego de unidad. Es la verificación objetiva, en­ carnación de la unidad. He aquí una idea típicamente paulina: La unidad de los cristianos ha tomado cuerpo en Cristo. «Nosotros so­ mos un cuerpo en Cristo», les dice a los Romanos (12, 5). Y con más vigor a los Corintios: «Vosotros sois el cuerpo de Cristo» (1 Cor. 12, 27). «Todos sois uno en Cristo Jesús» (Gal. 3, 28). Existe una cuestión exegética acerca de si la expresión paulina Cuerpo de Cristo equivale a la fórmula «los cristianos constituyen un cuerpo místico», o a esta otra «los cristianos gozan de una iden­ tidad mística con el Cristo personal» 8. La consecuencia que nos in­ teresa se sigue de ambas fórmulas: Cristo llama y reúne a los cris­ tianos armonizando todas las diferencias en su unidad. «Los cris­ tianos como tales no son ya una multiplicidad de persona singulares, sino una gran unidad, al encontrarse en la única persona de Cristo» °. Esta imagen o modelo del cuerpo ilustra además el estilo de uni­ dad que se verifica entre los cristianos con Cristo. No es unidad de absorción, sino de coordinación. Como no podía menos de ser la unidad en quien vino, no a destruirnos, sino a edificarnos sobre­ naturalmente. Porque la unidad del cuerpo sólo excluye las dife­ rencias disgregadoras. La variedad ordenada, que es principio de belleza, no sólo no resulta excluida, sino que es su constitutivo esen­ cial. Lo recalca el Apóstol a los Corintios: «El cuerpo no es un solo miembro, sino muchos» (1 Cor. 12, 14). La limitación esencial de las cosas creadas exige que reciban de otro lo que no tienen por sí mismas. Y el orden sobrenatural no es una excepción. Querer un módulo único de cristiano no es sólo sacrificar la variedad al uniformismo; es aten­ tar contra la vida misma de la comunidad cristiana. Todo el cap. 12 de la carta primera a los Corintios es bien expresivo a este respecto 10. 8 C f. L . C e r fa u x , o . c ., p. 255, nota- 13. 9. A. W ik e n h a u s e r , La Mística di San Paolo, B re scia 1958, p. 94. 10. «D io s h a d isp u esto los m iem b ro s en el cu erpo, ca d a u n o de ellos co m o h a querido. S i tod os fu e ra n u n m iem b ro, ¿d ó n d e esta ría el c u e r p o ? ... Y n o pu ed e el o jo decir a la m a n o : n o te n g o n ecesid ad de t i... A ú n h a y m á s : lo s m iem b ros del cu erpo que p a recen m á s débiles so n los m á s n e c e sa rio s... D io s disp u so el cu erp o d a n d o m a y o r d e cen cia a l que carecía de ella, a fin de qu e n o h u b iera esci­ sion es en el cuerpo, a n te s tod o s los m iem b ro s se p reocu p en p o r ig u a l u n os de otro s» (1 CO. 12, 18-19. 22. 24-25).

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