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ALEJANDRO DE V ILLA LM O N TE 11 todo Jesús mismo— utilizan relativamente abundantes elementos li terarios y aún mitologizantes, al hacer una exposición popular del infierno. Pero, nos interesa ahora tener presente únicamente el nú cleo esencial antes aiudido. 2.— El tema del in fierno an te la sensibilidad espiritual del hombre actual. Acabamos de ver cómo no es posible proclamar debidamente el Pregón misionero del Evangelio, sin aludir a la existencia de la con denación eterna para el que no crea al Mensaje. Con ello damos la norma ob jetiva y universal para la predicación sobre el tema del infierno en todos los tiempos: Nunca se anuncia legítimamente el Kerigma evangélico sin la alusión a la responsabilidad que se contrae ante el «juicio de Dios», y la posibilidad real de la exclusión eterna de la compañía de Dios, que es lo sustancial del infierno. Naturalmente, no se trata de que cada sermón, o cada homilía dominical, vaya a tener un fondo de música infernal... Pero, toda predicación, tiene que ser, —por encargo de Dios— , autoritativa, exi gente y, de algún modo, citar al oyente ante el juicio del Dios Sarito y Señor. Y , por consigu iente, e inevitablemente, ante la posibilidad de ser condenado y excluido de la eterna vida. Pero, la regla «objetivo-universal» no puede tener rigidez, de cosa muerta; ha de «condescender» hasta la situación humana concreta, y «compadecer» al unísono de la sensibilidad espiritual de los hom bres a quienes anuncia el Mensaje. Por eso es necesario y querido por Dios el que, al intentar predicar el tema del infierno, «con descendamos» hasta ponemos en contacto con la vida humana, aun que ésta se nos presente tarada y cargada de miserias. Ya hemos hecho un resumen de las dificultades que la «sensi bilidad» contemporánea experimenta ante el dogma del infierno 10. Entonces teníamos una intención preponderantemente cien tífica : Tomar ocasión de estas objeciones para dar una orientación más actual y viva a nuestra «teología del infierno». Será conveniente no olvidar aquellas reflexiones. Pero, ahora las recordamos y completamos con una finalidad absorbentemente prác tica y pastoral: con el fin de enfocar con acierto y eficiencia nuestra predicación sobre el tema del infierno. 10. Infierno verdad ”eterna", en NaturGrac., 10 (1963X 23-39.
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