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6 E L DOGMA DEL IN F IE R N O EN LA CURA DE ALMAS Nuevo Testamento. La ra.són es porque el Mensaje total del Nuevo Testamento se considera contenido germinalmente en el anuncio pascual de la Resurrección y es una explicación, cada vez más am­ plia y profunda, del Pregón o Kerigma Pascual. No nos corresponde ahora estudiar con más detención la natu­ raleza de este Kerigma o Pregón Pascual, ni en sí mismo ni como germen de la Predicación entera del Nuevo Testamento 3. Bástanos decir que aquí hablamos del Kerigma primitivo en un sentido más amplio: en cuanto comprende la proclamación del Mensaje entero de Salud, tal como lo hacen Cristo y los Apóstoles y tal como se re­ sume en el Nuevo Testamento. Esta forma de proponer el Mensaje de Salud ha de ser no sólo el origen histórico de toda predicación cristiana, sino su norma, su fuente y el criterio último para juzgar de la rectitud de cualquier proclamación de las verdades de fe que quiera presentarse como cristiana. Veamos, pues, cómo se presenta el tema del infierno en la predi­ cación de Jesús y de los Apóstoles. Pero, antes de entrar en pormenores, tengamos en cuenta esta advertencia, útil para este momento y todo a lo largo de nuestro estudio. En el dogma del infierno, como en cualquier otro dogma, podemos y debemos distinguir un triple grado de desarrollo o triple forma de exposición. Hay un núcleo germinal, esencial a la verdad dogmática en cues­ tión y por tanto a su exposición. En el caso del infierno este núcleo germinal está constituido por la afirmación siguiente (u otra del todo equivalente): Aquellos que mueren en pecado mortal serán privados por toda la eternidad de la compañía beatificante de Dios; privación que lleva consigo el máximo dolor para el ser humano in­ tegral, su «muerte eterna». Sobre estos datos elementales de la revelación pueden surgir — se­ gún las circunstancias y exigencias vitales más concretas— , múlti­ ples y difíciles problemas y explicaciones teológicas de los mismos. Una selección de estos problemas (y explicaciones teológicas), pro­ vocados por la «circunstancial vital» del hombre contemporáneo, ha sido presentada por nosotros en estudios anteriores *. Y la proble­ mática teológica podría ampliarse mucho más, como es obvio. Finalmente, el dogma del infierno es susceptible de ser presentado 3. Puede verse A. de V illalmonte , La Teología Kerigmática, Barcelona, ed. Herder 1963, especialmente pp. 19-42. 4. Véase la nota 2.

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