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2 6 E L D OGM A DEL IN F IE R N O E N LA CURA DE A LM A S en estado neutro y en una lejanía despreocupada, sino que provoca en él la desesperación eterna, el odio contra Dios, contra sí mismo, contra todos los otros seres y contra todas las cosas. Una vez que se haya logrado lo positivo, esta con cen tra ción en lo esencial, ya no hay peligro en realizar una prudente «reducción» en otros aspectos, según lo exijan las necesidades pastorales. Pero, veamos más en concreto el alcance de esta reducción en la predi­ cación del infierno. b) Dónde no debe llegar la ’’reducción ” . — Para ver la amplitud y forma de hacer la prudente «reducción» en la predicación sobre el infierno, debemos tener en cuenta la triple forma de presentar el dogma del infierno: núcleo esencial del misterio, aplicación y problemática teológica en torno al mismo y exposición didáctica, literaria y oratoria. Por lo que se refiere al núcleo esencial del dogma del infierno, nosotros no creemos legítima ninguna reducción, ni en la frecuencia con que se ha de predicar ni en la amplitud que se ha de dar a la predicación sobre el tema. Efectivamente, el análisis que hemos hecho sobre el tema del infierno en el primitivo Kerigma evangélico nos llevó a la conclu­ sión de que el tema del infierno, en forma explícita o implícita: la condenación eterna, la muerte eterna, la eterna separación de Dios, tiene que ser tema frecuente y primario de la predicación sagrada. Porque toda predicación debe llevar al hombre y exigirle la decisión y entrega a Dios en la fe. Pero, nunca se puede exigir la fe con seriedad y responsabilidad última si no se exige bajo pena de condenación: El que crea sé salvará y el que no crea se con­ denará... El predicador que no intime la obediencia a la Palabra bajo pena de condenación, es que ha convertido la Palabra autori- tativa de Dios en una doctrina religioso-moral puramente humana, en una enseñanza científica, que puede aceptarse o no, sin arriesgar el destino definitivo. Refiriéndonos exclusivamente a este núcleo esencial de la doc­ trina sobre el infierno sentamos esta afirmación importante para todo el tema de este estudio «El dogma del infierno en la cura de a lmas»: El tema del in fierno debe ser tem a prim ero de la predi­ cación cristiana del siglo X X , con la misma intensidad y frecu en cia con que lo fu e en siglos pasados. En este núcleo esencial no se debe admitir ninguna reducción ni en la frecu en cia ni en la am­ plitud. Si la sensibilidad del hombre contemporáneo, cristiano o no cristiano, se resiste a oir hablar del infierno, ello no es motivo para hablar menos que en épocas anteriores. Aquí debe el predicador recordar que él tiene que ser «administrador fiel» del Mensaje y

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