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2 2 E L DOGMA DEL IN F IE R N O EN LA CURA DE ALMAS «confianza y valentía», según lo expresa el concepto neotestamen- tario de la «parresía» M. Porque, el predicador no habla por propia cuenta, sino que cuando es fiel habla bajo la responsabilidad de Dios, de Cristo y de la Iglesia. De ahí nace la «parresía» = «confianza y audacia» con que el predicador anuncia su Mensaje y, en concreto, este tema del infierno, cuando llegue el caso. La «parresía» incluye estas cualidades en el predicador: Fe en Dios y en la virtud miste riosa de la Palabra; valentía para pregonarla sin miedo a las adver sidades humanas; libertad para superar las dificultades; seguridad en que él, apoyado en Dios, tiene razón frente a todas las opiniones, resistencias e impugnaciones humanas. San Pablo exige esta «parresía» = «seguridad-audacia» especial mente al hablar del misterio de la Cruz, necedad para griegos y escán dalo para judíos. Pero creemos estar en la misma línea del pensamien to paulino si nosotros pedimos al predicador del siglo X X esta «parre sía» = «confianza y valentía» para proclamar el dogma del infierno eterno. Esta verdad es necedad para muchos y escándalo para no pocos de nuestros contemporáneos, aún en ambientes cristianos. Sin embar go, el predicador, debe practicar respecto al tema del infierno la virtud fundamental de todo enviado-embajador-administrador: La fidelidad al que le envió. Y afianzado en Cristo predicar con «audacia y se guridad» el tema del infierno, tal como lo hizo el mismo Cristo. Así, pues, resumiendo nuestro pensamiento decimos que la pri mera cualidad que ha de tener la predicación sobre el infierno es ésta: Fidelidad al Evangelio y valentía para exponerlo. Todo ese con junto, a veces vagaroso e impreciso, de ideas, reticencias, sentimien tos y aspiraciones que hemos llamado «sensibilidad moderna», lo ha de mirar el predicador de nuestra época, ante todo con la decisión de ser fiel y valiente al hablar del infierno. Esta fidelidad y valentía le enseñarán el cuándo y el cómo ha de hablar y de callar sobre un tema tan difícil y expuesto a peligros. b) Condescendencia. — Pero, la «valentía y fidelidad» al Evan gelio no hay que confundirlas con la agresividad, y la desconside ración para con el hombre en su condición carnal, frágil y enfer miza. Por ello el predicador «fiel y valiente», debe saber también «condescender» con la miseria humana, fijar la atención en las en fermedades del espíritu que aquejan a los hombres actuales. Por lo que se refiere al dogma del infierno ya conocemos estos achaques. 16- S obre tod o en Le. y P ablo la «p arresía» es u n a virtu d o a ctitu d espiritual ca racterística del p red ica d or del E v a n g e lio : H ech. 2, 29; 4. 13, 29 ; 28, 31 ; 2 C or. 3, 12; Ib. 7, 4 ; E f. 6, 19. C f. Kittel. THWórtBzNT., «p arresía», V, 869-884.
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