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E S T U D I O S EL DOGMA DEL INFIERNO EN LA CURA DE ALMAS En trabajos anteriores nos hemos ocupado de aquellos aspectos del dogma del infierno que con más frecuencia y más peligrosamente inquietan la conciencia de nuestros contemporáneos Ya el estudio teológico lo habíamos dispuesto teniendo en cuenta las inquietudes vitales del hombre actual en torno al problema del infierno. Y como las reflexiones científico-teológicas han brotado de la vida y están alimentadas por ella, creemos que resultará fácil ver las aplicaciones que la teología del in fierno tiene en orden a dirigir la vida religiosa de cada individuo y de la comunidad cristiana en general. Sin em bargo, lo delicado del tema y las variadas situaciones pastorales en que puede ser tratado, justifican y exigen el que las aplicaciones ésas tan «fáciles» se propongan en forma explícita. Tenemos como punto de partida el estudio teológico ya realizado y la forma concreta en que lo hemos realizado. Ahora queremos re saltar la importancia que la verdad «eterna» del infierno pueda tener en orden a regular y alimentar la vida religiosa cristiana, así como el modo más adecuado de aprovechar pastoralmente el contenido salvífico de este dogma. Es indudable que el dogma del infierno, como toda otra verdad revelada, tiene una intrínseca virtualidad y ordenación salvífica. Dios nos reveló la existencia del infierno porque, en el conjunto de su plan de salvación, vió que nos convenía saber la existencia del in fierno etern o , y la posibilidad cercana que todo hombre pecador tiene de caer en él. Posibilidad que se convertirá en tremenda e indefectible 1. Cf. A. de V illalmonte , Infierno, verdad "eterna”, en NaturGrac., 10 (1963), 3-56 y 217-263.
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