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228 IN F IE R N O , VERDAD «E T E R N A » actitud de Dios que reacciona cuando su santidad es ofendida por la creatura, en form a consciente e incluso inconsciente. En sus man ifestaciones bíblicas prim itivas la ira de Dios adopta expresiones intensamente antropomórficas y dramáticas, como cuando se dice que la ira de Dios se enciende, o estalla incluso contra cosas y animales u Con m ás frecuencia la ira aparece fren te a la conducta del hombre pecador: el que atien ta contra la «santidad de la A lianza» 59. De todas form as la ira suele ser una actitud divina transitoria, porqué luego se aplaca, ante el arrepentim iento humano. El profetism o y sa­ pienciales del AT . hab lan de la ira sobre todo en sentido escatoló- gico: con frecuencia Dios no castiga en el mundo, en la existencia terrenal, a los ofensores de su santidad, pero llegará el «día del Señor», en que Dios revelará su ira en form a incontenible. En aquel día Dios hará juicio y su juicio será definitivo. Ahora va Dios aguantando, pero su ira está pendiente del rompim iento final. En virtud de esta ira venidera el m ismo presente está ya amenazado, y los castigos que ahora m anda Dios están anunciando un después definitivo y, a la inversa, la ira venidera obra ya en el mundo. En el m ismo N. Testam ento, asi como la santidad se desborda en form a incontenible con la venida del Espíritu SANTO , también la ira de Dios está m ás presente. Su acción es menos espectacular y antropomórfica, pero en el fondo actúa ya y se dice que actuará en form a comp letamente tem ible en el «tiempo fu turo». La ira de Dios tiene su campo propio en el «siglo fu turo», según predica Juan el Bau tista y el m ismo Jesús (M . 3, 1-12 paral.). La ira de Dios es una realidad escatológica como lo es también el Reino de Dios. Por eso la ira de Dios está ya presente en el mundo, actúa en este «tiempo» en que nos encontramos. La manera cómo actúa la ira de Dios la ve san Pablo sobre todo en el hecho de que Dios deja a algunos hombres que sigan por sus cam inos pecaminosos, en lo que llam am os «endurecimiento del corazón». Dios perm ite que los hombres se cieguen, se entontezcan en su mente. Dios les deja ir por el cam ino del pecado. El resultado es que se mu ltiplican los pecados y que el abandono de Dios pueda ser definitivo para estos «vasos de ira» (Rom . 9, 22). En concreto la dureza de los judíos es señal de que están entregados a la ira de Dios, que puede ser defi­ n itiva (Rm . 9, 1 2 -2 4 ; 11, 7 -9 ; I Tes. 2, 14-16). 58. E x . 4, 24 ; E x . 19, 17 ss.; 33, 20; S am . 6, 6. 59. M iq . 5, 14; D e u t. 32, 35 ; 41, 43 ; Je r. 11, 20 ; 20, 12; S al. 149; 94.

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