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A L E JA N D R O DE V IL L A L M O N T E 227 te todo Dios es El m ism o y quiere ser El m ism o en nosotros, como dicen las primeras peticiones del Padrenuestro, y luego m ira hacia nosotros en nuestra propia circunstancia temporal y espiritual. 4. La Santa Ira de Dios. Todas las reflexiones anteriores han querido inculcar la necesidad de ver el Ser divino desde la doble vertiente que necesariamente tiene para la inteligencia y el trato hum ano con lo d ivino: Amor que es difusión y reserva, Amor santo, es decir, tremendo y fa sc in an te ; Amor que da con exigencia e intolerancia; Padre y Señor. Si alguien no m ira simu ltáneamen te a esta doble vertiente del Ser divino y no la añrma con igual intensidad, logrará un concepto de Dios esencial­ mente mutilado, contrario a la Biblia e incapaz de fundam en tar las relaciones religiosas con Dios. Todavía creemos poder aclarar un poco m ás la idea de lo San to - Señorial, m ayestático-trascendente de Dios, mediante el concepto bí­ blico de la «Ira de Dios» 67. Por influencia de la religiosidad estoica con su ideal de la ataraxia, los escritores y teólogos cristianos atenuaron las fuertes expresiones antropomórñcas con que la Biblia hab la de la Ira de Dios. Sin embar­ go, aún reconociendo el intenso carácter antropomórfico de esta ex­ presión, resulta ser una idea de enorme contenido religioso y extre­ m adam en te apta para la exposición kerigmática de la actitud del Dios Santo fren te al pecado. M ás aún, la m isma teología científica h a de servirse de esta expresión tan «hum ana», si quiere poner sufi­ cientemente de relieve ciertos aspectos del Amor y de la Santidad divina. Asi lo vamos a hacer aquí. Lo m ismo que el amor, la ira es un sentim iento espontáneo que bruscamente se apodera del a lm a y la subyuga, una «pasión». Como m an ifestación de la vida personal consciente, es la defensa contra cualquier ataque que venga del exterior tendente a violar algo que nos es querido. Decir que Dios tiene ira es una expresión metafórica fuerte, para subrayar el carácter personal y viviente de Dios, que reac­ ciona con energía fren te a todo el que inten ta violar el recinto se­ creto de su intim idad p ersona l: su santidad. Cualquiera de las formas externas en que sea descrita la ira es siempre una actitud divina, la 57. Sobre la ir a de D ios y su co ntenid o religioso-teológico L . Pinom aa, Der Zorn Gottes. Eine dogmengeschichtliche Übersicht :■ ZeitschrSysTheol. 17 (1940) 587-614. E ic h ro d t, Theolog. des AT., I , pp. 168-176.

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