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132 VIDA P S IC O L O G IC A DE M A R IA para contener y c<5órdinar todos los impulsos en orden a un m e jo ra ­ m iento de la personalidad. — Sensibilidad religiosa. Puestas en balanza las pasiones y la autodisciplina se advierte en M aría la comp leta prevalencia de las fuerzas frenadoras. Por lo m ism o, la psique se ve libre del peso e impulsos pasionales y se lanza a los espacios de la m ás pura reli­ giosidad. Los datos de la psicología están del todo corroborados con los datos de la teología, según los cuales la parte inferior o pasional está subordinada a la espiritual. — Sensibilidad mística. La religiosidad está corroborada por la m áxim a sensibilidad m ística (ternura). Debido a esta sensibilidad m ística se concibe perfectam en te su voto de virginidad. —* Sensibilidad ascética. La dedicación al servicio del Señor y lo que éste implica no se puede explicar sin el esfuerzo integral de la persona por el recto cámp lim iento de las obligaciones, es decir, sin un máximo espíritu de sacrificio ( abnegación ). — i Sensibilidad a la voz de la conciencia. Determ inan esta sen ­ sibilidad las tendencias que hemos ya en otras ocasiones encontrado en María, la rectitud, la claridad, la delicadeza, el discernimiento, el respeto a la voluntad ajena, la repugnancia Moderada y exage­ rada por las m anchas morales. — La perfectibilidad. La tendencia a adquirir la perfección se nota en María por la m ism a consagración de su vida a Dios, por medio del voto de virginidad, Y e sta aguda inquietud por no sopor­ tar lo menos perfecto, no sólo, se advierte en su vida religiosa, a la que da un impulso irreprimible, sino que se refleja también en sus pensam ientos y en toda su v ida ; caracterizándola toda entera como un esfuerzo instintivo de purificación, m ejoram ien to y de logro de la perfección en el fondo y en la form a. El canto del M agn ífica t es lina prueba de la viveza de sus perfecciones, de sus conocim ientos y de sus afectos religiosos. 4) G ustos del vivir . — Fondo psiquico. El fondo, psíquico constitucional de María está exento de taras atávicas y de desórdenes de toda índole. Es un ser integral perfecto. La concepción en gracia originó la exención de pecado y por lo m ismo la santificación del subconsciente e incons­ ciente. La gracia h a ido santificando, ilum inando y vigorizando las demás facu ltades a medida que la naturaleza iba despertando y ampliando la conciencia del yo, en los albores de una in fancia in ­ maculada.

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