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124 VID A P S IC O L O G IC A DE M A R IA — La interpretación. La interpretación de las percepciones y del sentido que tiene la m an ifestación percibida es excelente, porque la visión panorámica de M aría abarca un cuadro amplísimo de ob­ jetos, su lógica ( continuidad) los organiza en un todo armónico, y las coordina entre sí para lograr la perfección del proceso m ental. De e sta función tenemos excelentes muestras en el canto del M ag ­ n ificat. —> La memoria. La constituyen dos funciones: la clasificación y la conservación de ideas, percepciones, sensaciones. La clasificación es obra de la mente que, como archivero perfecto, coloca cada idea en su respectivo sitio o casilla. La clasificación es obra de una mente sensible a los matices y detalles ( delicadeza, reacción, espíritu de­ tallista y continuidad). La conservación es el archivo que guarda los distintos recuerdos e ideas con la suficiente luz y con las casillas bien definidas. La luz la proporciona la claridad, y el orden bien diferenciado el discernimiento-, la profundidad cap ta las ideas bajo los distintos aspectos, y el espíritu detallista completa la labor por la agudeza de observación; la buena dosis de igualdad y variabilidad de humor son una garantía de oscilación favorable a la memoria por la mesura y vivacidad m ental, reforzada por la ausencia de coacción psíquica y contraste psíquico. En el Evangelio se hace notar con especial relieve la memoria de María respecto de los misterios de Cristo (Le. 2, 19 y 51). Por el canto del M agn ifica t adm iramos también la admirable m emoria de María, pues hace muchas alusio­ nes a episodios y textos escriturísticos. —< La precisión. Para la integración del proceso asim ilativo se requiere que la mente capte con la debida luz la esencia bien d ife­ renciada de los objetos con la plenitud de sus detalles, es decir, con m áxim a precisión ( claridad, discernimiento, substancialidad, espíritu detallista). — < La practicidad. El espíritu de María presenta notas típicas de practicidad por la impetuosidad de su carácter y por la equilibrada extensión de la sensibilidad para cosas materiales e ideales. Para la practicidad se requiere la fluidez de pensam iento y la ausencia de embotam ientos y de inmovilidad espiritual. En María hallamos la prontitud para todo lo que se relaciona con el lado práctico de las cosas, como en la pregunta al ángel acerca de la virginidad con ­ sagrada a Dios (Le. 1, 34) y en la solución que hay que dar a la escasee del vino en las bodas de Caná (Jn. 2, 5). —■* La rapidez. Un a lm a dotada de una m áxim a impetuosidad puede asim ilar los hechos con rapidez extraordinaria. Esta cualidad se observa en María en su cántico M agn ifica t en el que pasa veloz­ mente de una idea a otra con naturalidad y sin esfuerzo especial.

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