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1 0 0 S E N T IM IE N T O R E L IG IO S O . bienestar, la luz y la vida perdurable m ás allá de la muerte física. A pesar de la fuerza de este impulso, todavía éste no es tan rígido que llegue a encadenar la libertad del hombre. Asi puede el hombre resolver su interrogante fundam en tal en la gran variedad de formas que la constante experiencia de la vida y la convivencia presenta a nuestra consideración. Lo cual es, de paso, una consta­ tación de la libertad hum ana. La solución al problema fundam en tal tiene un contenido afec­ tivo que en la religiosidad sana se libera, con relativa facilidad, del antropomorfismo, distinguiendo la humanidad de la divinidad. D is­ tinción que, para los cristianos, viene facilitada por la consideración de la realidad integral de Jesús. La liberación del antropomorfismo no implica despersonalización del poder dom inador. Este se presenta como generador de enorme cantidad de energías y por ello poseedor de una voluntad de po ­ tencia in fin ita, coordinador de esfuerzos y resultados y, por consi­ guiente, de una inteligencia igualmente in fin ita ; que realiza la coordinación con criterios estéticos, emotivos, inalcanzables ,y, por tan to, de infin ito sentim iento. Toda la afectividad del hombre es susceptible de en ferm ar y también la religiosa. Pero la enfermedad no es regla, sino excepción. Para poder estudiar al hombre real y no a un hombre im agina ­ rio, hay que estudiar también el sentim iento religioso. Y éste h a de ser estudiado, no en sus depravaciones, sino en las man ifestaciones auténticas. Aquéllas en las que él se m an tiene en adherencia y co­ herencia con sus orígenes psicológicos más profundos. Funcionalidad humana del sentimiento religioso. El estudio del sen tim ien to religioso lleva consigo, además, una investigación profunda en el campo de la funcionalidad. La p ro fun - dización, a su vez, implica un examen sobre el sentido de la existencia hum ana y sobre su destino. Es evidente que el hombre es un instrumento de la realidad en la que desarrolla una función. Este hecho lo encontramos por do­ quier: el secretario de la ONU es un órgano que cumple funciones; el ujier de un palacio lo mismo. Por tan to, también el hombre, como ser más caracterizado de la creación, ha de desarrollar sus funciones en un determ inado marco de la misma. Un ser y un órgano no pueden ser comprendidos sino se com ­ prende la función que ejercen. Las funciones, a su vez, se compren­ den tanto mejor cuanto más amplia e integral es la reflexión que se realiza sobre el campo de la realidad en el cual el ser u órgano

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