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M AR CO M A R CH E SA N 9 ? género de estudios. Nuestra afirmación la con firma indirectamente la m ism a bibliografía presentada por Ancona al pie del artículo. No se cita en ella n ingún estudio del Padre sobre el tema. Este prejuicio es gravemente dañoso. La tom a de posesión con ­ ceptual y emotiva en orden al propio ser, al origen de si m ismo y a su destino propio es exigida con tenacidad (según lo con firma también Jung) por razones de seguridad personal asequible sólo mediante la fe y la esperanza en una vida más allá de la material. Por eso, la situación personal en relación a tal exigencia incide seriamente sobre la salud psíquica y sobre la personalidad. Pres­ cindir del estudio del sen tim ien to religioso es prescindir de una rea­ lidad muy seria. Es querer estudiar al hombre ignorando este as­ pecto de su ser. Con ello se deforma la realidad y se alimenta la vana ilusión de querer estudiar al hombre real imaginándolo irrealmente. En nuestro Instituto, estudiando individuos en casi su totalidad sanos, aunque no dotados de madurez religiosa, hemos podido fácil­ mente comprobar lo que, por lo demás, es una verdad m an ifiesta desde hace m ilen ios; que el sen tim ien to religioso tiene su funda­ mento y brota directamente de la ley psicológica fundam en tal, en virtud de la cual todo psiquismo, una vez nacido, rehuye con fuerza su propio acabam iento. Y asi como el dolor físico m an ifiesta que la persona ha sido herida por hechos de los cuales debería estar libre, la angustia inherente a la conciencia del propio acabam iento revela que el acabam iento es un acontecim iento del que el yo tiene derecho a verse libre. La realización de esta ley fundam en tal viene exigida desde fuera por el hecho de que el psiquismo humano se siente colocado en un espacio sin con fines, infin ito, y en una sucesión interm inable de momentos. Esto obliga al psiquismo a asum ir el aspecto de una exi­ gencia, un deseo anhelante de existencia sin lim ite en el tiempo, para poder recorrer todo el espacio hasta el infin ito. Sobre la base de esta situación fundam en tal, intervienen luego los factores ambientales inmediatos, que dan al psiquismo la sen­ sación invencible de encontrarse en poder de una fuerza que — tsi bien llega a él física y psicológicamente a través de articulaciones variadísimas— sin embargo, se sintetiza, con toda claridad, en un único poder que dom ina la totalidad del tiempo y del espacio. Pero la experiencia externa lo contiene frente a la propia muerte física y a la dificu ltad de interpretar y gozar del ambiente. Como resultado de esta situación, para sa tisfacer la ley fundam en tal indicada, el psiquismo hum ano se siente constreñido a tornarse al poder do­ m inador de todo el tiempo y de todo el espacio, para impetrar el

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