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9 8 S E N T IM IE N T O R E L IG IO S O . tica religiosa, ten ía un gran deseo de llegar a ser médico de confian­ za de un convento de m on jas, para poder visitar a las religiosas. Había hecho también un cursillo de especialización en ginecología, para poder ejercitarla eventualmente en el convento, convencido de que sus m anos eran más puras que las de cualquier otro colega». Tercer ca so : «Una pacien te ... había asociado en sueños y en sus palabras la adoración del SS. Sacramento y la recepción de la Sda. Hostia a determ inadas funciones fisiológicas. Anteriormente la Comunión hab ía sido asociada a la función de lactación. La m ism a paciente, un día que hab ía recorrido el V ia Crucis, oyó de un com ­ pañero de trabajo encontrado poco después que, «si no la hubiese conocido personalmente, habría jurado que acababa de salir de una casa de prostitución». Apenas puede ser m ás flagrante la confusión conceptual entre el comportam iento religioso auténtico y la perversión de este m is­ m o sentim iento. Causa asombro el que esta confusión se m an ifieste en el ambiente de una Universidad Católica y en la persona del director de su Instituto de Psicología. Con ello el Sr. Director lle­ garía a la paradójica consecuencia de tener que clasificar al lado de pervertidos de este calibre, a cantidad de personas dignísimas y religiosísimas. Entre ellas a muchos de sus colegas, a muchísimos estudiantes de su Universidad y, además, a todas las personas más em inentes y dignas de respeto del mundo religioso. Como conse­ cuencia, esto llevaría también consigo la sospecha de que los per­ sonajes más em inentes de la religiosidad o son pervertidos o h ipó­ critas que se aprovechan, con increíble villanía, de las perversiones de los otros. Esto no responde a la realidad. Y estam os bien seguros de que tampoco responde — ni aún de lejos— al pensam iento del profesor de Psicología de la Universidad Católica. No cabe sino interpretarlo como un grave lapsus ; al cual no pretendemos, desde luego, dar el sentido que la palabra tiene en sistema de Freud. Resulta, por tan to, claro que el título debería corregirse en e sta fo rm a : « Inter­ pretación clínica de las perversiones de la religiosidad». Causas endógenas y exógeruts del sentimiento religioso. Que nosotros sepamos el P. Gemelli no h a estudiado, desde el punto de vista psicológico, n i el comportam iento religioso sano ni sus deformaciones. E l rehuía en absoluto todo lo que no fuese realización regis­ trable, en completa ausencia de influencias de concepciones de vida en sentido filosófico y religioso. Esto le obstruyó el acceso a este

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