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96 S E N T IM IE N T O R E L IG IO S O . Por otra parte, es desagradable constatar que este nobilísimo sen ­ tim iento sea estudiado sólo en su jetos en que se encuen tra desna­ turalizado, adulterado, contam inado con enfermedades mentales, nerviosas o degeneraciones sem ipatológicas. C. G. Jung, aún partiendo de observaciones realizadas sobre sujetos tratados psicoanalíticamente y, por consiguiente, en princi­ pio, en ferm os, con todo llega a conclusiones bastante adherentes a la realidad; aunque todavía complicadas con posiciones m entales escépticas y que no corresponden al verdadero valor del fenómeno religioso. El mérito de Jung es, sin embargo, relevante, si se con ­ sidera el extremo en que ha caído James H. Leuba que, en su obra La psicología del misticismo religioso, reduce todas las m an ifesta ­ ciones de la religiosidad a fenómenos morbosos. En el trabajo que exam inamos debemos resaltar, ante todo, que el autor, a pesar de ser director del Instituto de Psicología de la Universidad del Sacro Cuore de M ilán , tampoco él estudia las m a ­ n ifestaciones religiosas en su jetos sanos, como se podía esperar -— dada la excelencia del objeto— de una institución creada y soste­ n ida por católicos para la conciliación de la ciencia con la creencia religiosa, sino que lo analiza en su jetos en los cuales el sen tim ien to religioso m ismo está afectado por degeneraciones y morbosidad. Cierto que él llega a la conclusión de que la dimensión religiosa es del todo independiente de la dimensión libidinosa. Pero, para llegar a esta conclusión n o es acertado recurrir al estudio del fenó ­ meno en su jetos afectados de degeneraciones y morbosidades. Por el contrario, si el estudio se realiza en personas con sen tim ien to reli­ gioso sano, maduro y bien desarrollado, la conclusión se obtiene con m ás facilidad y n itidez; ya que tales su jetos ofrecen en sí m ismos la prueba patente e indiscutible de la independencia de las dos mencionadas dimensiones. Si él y su colaborador en un precedente trabajo hubiesen rea­ lizado el estudio sobre individuos de religiosidad sana, madura y desarrollada, se habrían visto descargados de la fa tiga superflua de proponer como hipótesis de trabajo, como hace en la publi­ cación indicada, el que la dimensión religiosa es del todo indepen­ diente de la dimensión de la libido. Porque la investigación realizada sobre individuos sanos, en el sentido indicado, habría dado con fa ­ cilidad la certeza de la verdad de tal teoría. 1. N. M a il l o it x -L . A n c o n a , Uno studio degli atteggiamenti religiosi e un nuovo punto de vista nella psicopatologia, en «Contributi del laboratorio di Psicologia», Serie XXI, Vita e Pensiero, Milano, 1958, pp. 102-111.

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