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/ razón de por qué se atribuye de modo especial al Espíritu Santo, aunque sea común a las tres Personas, m ientras que el concurso se atribuye simplemente a Dios o al Padre, pero no al Espíritu Santo. Esta noción de lo m ístico que exponemos, no es totalmen te nue­ va y apriorística. Está deducida de un documento del magisterio auténtico de la Iglesia, y yace bajo las diversas modalidades que de lo m ístico nos han ido dando los autores dogmáticos y espiritua­ les a través de los siglos. Hoy podemos decir que se va abriendo cam ino este concepto. Se ha abandonado la idea de que los fenómenos extraordinarios sean el constitutivo de lo m ístico 43. El P. Royo Marín recoge el pa ­ recer de gran número de teólogos modernos y llega a la conclusión de que en todos ellos hay un fondo común constante, que él inter­ preta como la actuación del Espíritu Santo mediante los dones u. Y entre los principios que establece, después de distinguir acto m ís­ tico y estado m ístico, leemos lo sigu iente: «La ascética y la m ística se compenetran mu tuam en te, de tal manera que no se da nunca puro estado ascético o puro estado m ístico» La m ística está tan lejos de ser una gracia anormal o extraordinaria — como las gracias gratis dadas— ■, que com ienza, por el contrario, en pleno estado as­ cético, y todos los cristianos participan más o menos de ella aun cuando se encuentran en los albores m ismos de la vida espiritual» *6. Explicando este principio, aduce unas palabras del P. A rin tero: «Y así, aunque en estado muy remiso, en los m ismos albores de la vida espiritual se inicia la m ística y ésta en realidad comprende en cier­ ta manera todo el desarrollo de la vida cristiana». Y com enta el P. Royo : «En la época de los apóstoles y de los primeros siglos del cristianismo, lo sobrenatural entendido en el sentido más impre­ sionante, como sinónimo de heroico y sobrehumano era la atm ós­ fera norm al que se respiraba en la Iglesia de Jesucristo. Fue después cuando se fueron introduciendo complicaciones y divisiones en lo S A N T IA G O DE LA CORUÑA 91 43. «En cambio, uno de los puntos en que las diversas escuelas y tendencias de la teología espiritual han llegado a un perfecto acuerdo, es en el considerar este género de fenómenos (éxtasis, rapto, levitación, etc., etc.) una parte de la vida mística accidental y accesoria en muchos casos». P. Sainz Rodríguez, Espiri- tualiiad Española, Madrid, Rialp, 1961, pág. 59. 44. Teología de la Perfección cristiana (BAC) 3.‘ edición, Madrid 1958, págs. 223-248. 45. L-. c., pág. 250. 46. L. c., pág. 252.

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