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9 0 E N TO R N O A LO M IS T IC O Además, lo m ístico no sería sólo el coronam iento o el premio al esfuerzo humano. Sabemos, ya desde la fam osa polém ica de San Agustín con los pelagianos, que la iniciativa viene de arriba, de Dios, y no del hombre Lo m ístico sería la acción divina a la que correspondería lo ascético. Incluso habría que invertir los térm inos: se dice que lo m ístico de ordinario no puede darse sin lo ascético, pero m ás exacto dogmáticamente sería afirm ar que lo ascético no puede darse sin lo m ístico. Tan to es así que la Mystici Corporis en ­ seña que la acción del Espíritu Santo no se lim ita a los que están en gracia, sino que a los m ismos pecadores hace llegar su in flu jo ; «Ni la vida se a leja completamente de aquellos que, aun cuando hayan perdido la caridad y la gracia divina pecando, y por lo tan to se hayan hecho incapaces de mérito sobrenatural, retienen con todo la fe y la esperanza cristianas, e ilum inados por una luz celestial, son movidos por las internas inspiraciones e impulsos del Espíritu Santo a saludable temor, y excitados por Dios a orar y a arrepen­ tirse de su caida» 42. Dentro de este concepto común, podríamos hab la r ya de una m ís­ tica incipiente o de alta m ística, de acto m ístico o de estado m ís­ tico, de m ística ordinaria y extraordinaria, etc., en un proceso evo­ lutivo esencialmente uniforme y gradual, sin neces'dad de intro­ ducir una diferencia específica a la que difícilmente se le puede en ­ contrar sitio en la continuidad radical de gracia y gloria. Se podría objetar que si ponemos m ística donde hay acción del Espíritu Santo, toda obra natural deberíamos ca lificarla de m ística, puesto que Dios (las tres Personas) concurren a las acciones de to ­ das las creaturas. Pero la diferencia está en que el concurso de Dios es algo que pertenece a la creatura, una exigencia, y por tan to es de orden n a tu ra l; m ientras que el plan de nuestra santificación es algo sobrenatural, no debido, libre y gratuito. Quizás sea esta la 41. Cf. De Gratta Dei «Indiculus» (D 129-142) sobre todo el número 141: «His ergo ecclesiasticis regulis et ex divina sumptis auctoritate documentis, ita adiu- vante Domino confirmati sumus, ut omnium bonorum affectuum atque operum stu- diorum omniumque virtutum, quibus ab initio fidei ad Deum tenditur, Deum profi- teamur auctorem, et non dubitemus, ab ipsius gratta omnia hominis menta prae- veniri... Tanta entm est erga omnes homines bonitas Dei, ut nostra velit esse me­ rita quae ipsius sunt dona ». (El subrayado es nuestro). Puede verse también el Concilio Arausicano (D 178-179) y la aprobación de Bonifacio n (D 200 b). 42. «Ñeque ab lis omnis vita recedit, qui licet caritatem divlnamque gratiam peccando amiserint, atque adeo superni promeriti iam non capaces evaserint, fidem tamen christianamque spem retinent, ac caelesti luce collustrati, intimis Spiritus Sancti suasionibus impulslonibusque ad salutarem instigantur timorem, et ad pre- candum suique lapsus paenítendum divinitus excitantur». AAS 35 (1943) 203.

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