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C A R L O S DE V IL L A P A D IE R N A 59 pacto reviste un carácter singu lar: la fa lta de igualdad entre los pactantes. Según muchos exégetas si la versión de los 70 abandona la palabra «syntheque», que parecía más indicada para sign ificar un acuerdo mu tuo entre dos partes y usa el vocablo «diatheque», lo hace para indicar un pacto en el que uno de los pactantes impone al otro sus condiciones, poniendo de relieve así la iniciativa gra tu ita y misericordiosa de Yavé. A ello estaban autorizados por la sign ificación fundam en tal de «d ia theque»: disposición autoritaria, m andato. La alianza, antes que nada, es la expresión de una vo luntad, el superior impone la alianza a su pactante. La Sagrada Escritura recalca constantemente que es Dios, sobera no absoluto y providente (Hbr. 2, 10; 3 ,4; 13, 20-21), quien toma la iniciativa de la alianza. El pueblo no hace sino asentir a lo que Dios propone, acepta las condiciones (Ex. 19, 3-9). De aquí que la palabra «diatheque» pasa a ser sinónima de De cálogo (D t. 4, 12-13), de Torah o mandato impuesto por Yavé (Nm . 15, 3 1 ; Dt. 1 -7 ; Jos. 26, 16). En este sen tido «diatheque» no reviste ya el sign ificado de «pacto», de «alianza», de «tratado», sino de mandato que se impone con autoridad. En el fondo, pues, la «diatheque» es una disposición que el Crea dor a su creatura, no un verdadero pacto bilateral 5. De este modo la «diatheque» se convierte en un orden, en un ré gimen, en una economía, en una « evanguelía », que tiene origen en el amor gratuito y generoso de Dios. Mediante la alianza Dios sanciona jurídica y religiosamente esta «epanguelía» comprometien do su veracidad y fidelidad. Todas las alianzas que Dios ha realizado con su pueblo son «ai diathequai tes epangelias» (E f. 2, 12; Rm . 9, 4), de tal manera que bien podríamos decir que la alianza consiste for m almen te en una promesa divina solemnemen te promu lgada y que la promesa encierra todo el contenido de la salvación, según se des prende de su modo más elevado y depurado en el Nuevo Testamento. La promesa contiene (E f. 2,12) la salvación bajo todos sus aspectos: la herencia (Rm . 4, 13; Gl. 3, 20), la bendición (G l. 3, 8, 14); la ju s ticia (G l. 3, 21), el Espíritu (G l. 3, 14). A pesar de esto, conviene no exagerar este matiz de unilateralidad de la «diatheque bíblica», como lo hace Lohmeyer, quien se esfuerza en demostrar que «diatheque» en los 70 acentúa de tal modo la libera lidad divina hasta significar que Dios da la salvación independiente 5. Ib id . M e d e b ie lle , 3 3 6 ; D a F o n s e c a , Bíblica 8 (1 9 2 7 ) 1 6 1 -1 8 1 ; 2 9 0 -3 1 9 ; 418-441.
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