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78 LA «D IA TH E Q U E » E N HBR. 9, 16-17 se convierten en legítimos propietarios, «kleronomoi katá d iathe- quem». B. Nuestra posición. Mas podíamos preguntar: ¿Cómo puede compaginarse la m en ­ ción de un «mesites», un mediador, con un testam en to? El «mesites» se comprende en la estipulación de una alianza, de un contrato bi­ lateral, pero no en tra n i en la confección, n i en la convalidación y ejecución de un testamento. A esta objeción responde el P. Spicq: a) «aquí la «diatheque» «en - to aimati» se considera a la vez como alianza sellada por la sangre de Cristo, como «olim» era por la sangre de las víctimas (Ex. 24, 8), y como ú ltima voluntad, como el testam en to de Cristo en beneficio de los suyos. En los dos casos se trata de la salvación dada a los pecadores, gracias a Cristo, a la vez gran mediador y víctima in ­ m olada. De aquí que la epístola ad Hebraeos exprime el doble as­ pecto de la obra sacerdotal de Cristo en función de la «d iatheque»; el H ijo de D ios no puede ser representado, sino como «mesites» y «diathémenos». b) Además, esta noción de «diatheque» = te s tam e n to está respaldada por Gal. 3, 15, donde «diatheque» adquiere cierta­ mente el sentido de testamento 2t. A pesar de las razones del prestigioso P. Spicq, uno no queda satisfecho y trata de buscar nuevos horizontes de interpretación. La «diatheque» de 16-17 significa ciertamente «testam ento» en sentido ju ríd ico , pero ¿indica también «testamento» en sentido religioso b í­ b lico ? He aquí la cuestión. N o tem os: 1) Los vers. 16-17 rompen bruscamente la línea doc­ trinal del contexto, donde se hab la de la eficacia de la sangre de Cristo como sacrificio en relación a los sacrificios de la primera alianza. 2) La necesidad de la muerte de Cristo para el cumplim iento de su obra de salvación la viene probando el autor a lo largo de su raciocinio en los capítulos 8 -9 ; sin los vers. 16-17, la argumen ­ tación es coherente y completa. 3) En los vers. 18-20, el autor vuelve a comparar la obra sacrifi­ cial de Cristo con la eficacia de la sangre en la antigua alianza. ¿No extraña, pues, que el autor de Hebreos, en dos versículos, que pudieron haberse om itido sin detrimento del raciocinio, cambie el significado de «diatheque» = alianza, por el de «diatheque» = testam en to? 24. Ib id . 290. L a d is p o s ic ió n de la m a te r ia e n a y b e s m ia .

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