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76 LA «D IA TH E Q U E » E N HBR. 9, 16-17 muerte moral de los pactan tes; es decir, la imposibilidad en que se colocan de fa ltar a sus compromisos. He aquí por qué según W escott, no se dice que el pactante debe morir, sino que su muerte debe ser «significada, puesta en escena» (ananke féreszai); y la validez es asegurada, no precisamente por la muerte, sino «a condición de que haya muertos, es decir, victimas». Esta teoría, demasiado sutil, olvida que la sangre de la alianza era para los antiguos, antes que nada, símbolo de fraternidad y que el simbolismo de muerte, que se ha añadido a veces a la Inmolación de las víctimas, figuraba la muerte real con que se amenazaba a los transgresores, no la muerte m ística de la voluntad, felizmente anclada en el bien 17. 3. Para conciliar ambas posiciones, algunos críticos 18 estable­ cen una teoría puente entre una y otra. Proponen para «diatheque» la significación general de «disposición divina» ( B ohm ); Lohmeyer hab la de «donación», de don de Dios, con lo que in ten ta ser un puente, nos parece un ingenuo disfraz de la dificultad. 4. La mayor parte de los autores católicos, con los protestantes Kennedy, L ieztm ann -9, Héring M, etc., piensa que no debe imponerse necesariamente en estos versículos la univocidad de sentido a «dia­ theque», como en las dos teorías mencionadas, las cuales están en lo cierto al subrayar, la primera, la fuerza de los térm inos del de­ recho en m a teria testam en taria, como indicio de que se trata de un testam en to ; la segunda, la insistencia en la analogía con la econo­ m ía sinaítica, para concluir que se trata, en ambos casos, de ver­ dadero pacto bilateral o alianza. Estos autores ven la solución de la cuestión que nos ocupa ad­ mitiendo el sentido de alianza para los versículos 15 y 18-20, y el de testamento para los 16-17. Pero la verdadera dificultad está en justificar esta «desviación o tránsito» de un sentido a otro. Algunos adm iten que el autor pasó inconscientemente de una significación a otra, que era frecuentísima y única en el uso profano, por lo tan to, estaba golpeando constan ­ tem ente los oídos m ien tras se usaba el vocablo en otro sentido dis­ tinto a. Otros piensan que intencionadamente emplea otro signifi­ 17. A. M e d e b ie l l e , Epitre aux Hébreux (Sainte Bible de L. Pirot-A. Clamer-Paris 1938) 337. 18. Véase la bibliografia dtada en la nota 12. 19. dtados por J. B e h m , Theologisches Wòrterbuch zum N.T., t. 2, 132 no­ ta 114. 20. Ibld., 87. 21. T e o d o r ic o da C a s t e l S. P ie t r o , O. F. M. Cap., L’Epistola agli Ebrei (La Sacra Bibbia de S. Garofalo, Roma 1952) 161.

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