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54 IN F IE R N O , VERDAD «E T E R N A » no quede posibilidad real n inguna para term inar con el infierno de los condenados. En esta Econom ía de salud Dios quiere salvar a to­ dos los hombres en Cristo. Los que, a pesar del tiempo de salud que se les concede en Cristo, se condenan, ya no tiene más «tiempo». El tiempo de Dios para nosotros esta en Cristo y sólo en El. El que pierda esta oportunidad de Salud que Cristo ofrece, es de fe que ya n o recibirá otra oportunidad de Salud y por tan to queda condenado en forma irremisible y definitiva. Pero supongamos que toda esta econom ía de salvación ed ifica ­ da sobre Cristo queda liquidada, llevada a su desarrollo cumplido. Los que fueron al infierno en virtud de los actuales decretos (pe r- m isión -castigo divino) ya no se salvarán en Cristo. Pero, ¿quiere ello decir que no se salven en forma absoluta? Dios tiene infinitas posibilidades de salvar a los hombres, aun a aquellos que no se sal­ varon en Cristo, Principio de los Cam inos de Dios en la actual Eco­ nom ía de salud. Es indudable que la potencia infinita de Dios tiene infinitas po­ sibilidades abstractas de salvar a los hombres. Puede salvarlos sin relación n inguna a Cristo med iador; puede suprim ir el infierno, aun para aquellos que ya lo han empezado. Pero, esta posibilidad es, aunque real, puramente m e ta física : no aparece repugnancia y aun es intrínsecamente posible que Dios salve a un condenado y a todos ellos; pero en este caso sólo entra en cuestión lo que llam am os la potencia absoluta de Dios, no su poder ordenado. Este poder «orde­ nado» de Dios se encuentra ya libremente religado por un decreto absolutamente irrevocable de la libre voluntad d ivina: no term inará nunca la situación in ferna l; no dará ya más gracia a los condenados. Y Dios nos ha revelado en forma segura que esta es su voluntad irrevocable. Sin duda la inteligencia hum ana puede excogitar m u ­ chas posibilidades de term inación para el infierno; pero todas ellas están «positivamente excluidas» por la revelación que Dios nos ha hecho de que El, Señor absoluto de los seres creados y de su des­ tino, en form a totalm en te libre se ha decidido por una de las po­ sibilidades, excluyendo voluntaria y totalm en te la o tra : Se decidió a alejar de Sí al pecador impen itente en forma definitiva e irre­ vocable. Dejó que la muerte eterna se apodere de él, en el sentido más intenso y amplio que puede tener esta expresión en teología. No es permitido negar que Dios, en la actual Econom ía, por un tiempo inconmensurablemente largo si se quiere, h a decidido m an ­ tener el infierno; pero realmente ¿nos ha dicho lo que El piensa hacer después...? ¿Nos ha dicho Dios su ú ltima decisión, su último «secreto», sobre todo este enojoso problema? Puede haber una so ­ lución insospechada para el hombre. Dios nos d ijo lo que de m o -

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