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A L E JA N D R O DE V X LLA LM O N TE 51 de la cual participa ya en este mundo por la fe, por la Eucaristía, por la caridad. En estos cascs lo «eterno» tiene un sentido primario de calidad. Por participar el hombre de un modo de obrar y de ser divinos, por eso se dice que participa de la vida eterna. En este sentido no hay dificultad en afirmar que la compañía de Dios, la gracia y aceptación divina llenan de vida eterna-d iv ina, al hombre agraciado. Además, así como la eternidad divina lleva consigo la transcendencia sobre el tiempo, también se concibe con facilidad que los destinados a la «vida eterna» superen, al lado de Dios, las vicisitudes, la corrupción y la caducidad propia de todo ser creado. Con esto llegamos al concepto de eterno sinón imo de «inm o rta l»: el modo de existencia propio de aquellos seres creados que, si bien h an comenzado a existir en el tiempo, sin embargo su existencia nunca se acabará. El alm a hum ana tiene la peculiaridad de ser «in­ mortal» en sentido religioso, es decir, ser participante de la vida propia de Dios y también en el sentido natural de la palabra. Si una creatura o una situación creada sólo puede ser «eterna» en cuanto participa de la vida de Dios, parece no debería hablarse de una «muerte eterna». En este sentido cualitativo de lo eterno, parece paradoja hablar de «muerte» y calificarla ds «eterna». Sin embargo, este lenguaje, repetido en la Biblia, es plenamente com ­ prensible. E fectivam en te, así como la Caridad de Dios da «vida eter­ na» al hombre, la ausencia del Amor de Dios, la Santidad de Dios u ltra jada que se a le ja y abandona al pecador no puede menos de causarle la «muerte». Y esta muerte puede ser calificada de «eter­ na» en cuanto es ocasionada por una actitud de Dios frente al pe­ cador: Decisión divina irrevocable de m an ifestar su ira para con él. El que no es amado de Dios, no ama a Dios y, por tanto, no pue­ de tener vida d ivina -eterna. Está muerto. Muerto a la vida de Dios y, por tan to, eternam en te m u e r ta Todas estas reflexiones encuadran la palabra eternidad más en la categoría del ser o de cualidad que en la de tiempo. ¿Qué significa lo eterno puesto en relación con la categoría de tiempo, según lo hacemos en el lenguaje corriente? Y a hemos dicho cómo Dios transciende todo tiempo pasado, pre­ sente, fu tu ro ; toda sucesión y comienzo. La creatura necesariam en ­ te tiene un comienzo en el tiempo. Pero hay creaturas, los seres es­ trictamente espirituales, que no tienen term inación en la existencia y que no tienen sucesión en la forma de ejercer esta m isma exis­ tencia. Son los seres que llam am os, en lenguaje filosófico-teológico «eviternos». Los seres espirituales los ponemos en una categoría de duración que llam am os el «ev o »: una situación que tuvo un prin­ cipio absoluto en el tiempo, pero que excluye en forma rigurosa

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