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A L E JA N D R O DE V IL L A L M O N T E 47 y nos ha agraciado, liberalmente, mediante la reprobación que Cris­ to tomó para Sí. Y que, por tanto, hay que creer que ya no existe para el hombre la reprobación, pues la asum ió para Sí Jesucristo. En la elección de Cristo desaparece todo reprobado. El es el repro­ bado en la medida en que El es el Elegido 41. Junto con Cristo han sido en y por El la Comun idad-Iglesia y el hombre aislado. La Comunidad, para testificar la elección de Cris­ to en cuanto es gracia, y el hombre «aislado», para testificar su elección a la «reprobación». La Comunidad participa de la elección graciosa de Cristo y la testifica en el mundo ; el individuo aislado testifica la reprobación, aunque él mismo es también un elegido m e ­ diante la reprobación. No todo elegido vive como tal. «La gracia de elección en Cristo es, al m ismo tiempo, la eterna elección de la Comunidad de Dios. Mediante ella testifica Cristo an ­ te el mundo que todo él debe ser llamado a la fe en Cristo» *2. La Iglesia tiene fe en su elección. Esta fe le impu lsa a la acción de gra­ cias, al testimon io y a la comunicación de la gracia de Dios a los demás. Sólo a través de la Iglesia entra el individuo aislado en la elección de Cristo. Frente a Dios el individuo aislado es reprobo. Pero el serlo de hecho sucede en el impío por su decisión propia. Porque la Iglesia testifica a cada individuo humano, que esta elección de los impíos es nu la. En efecto , desde la eternidad pertenece él a Jesucristo y, por tan to, no es réprobo, sino que es un elegido por Dios en Jesu­ cristo. La reprobación que le perteneció como efecto de su torcida decisión, la h a tomado sobre sí Jesucristo y la ha suprimido, y como efecto de la verdadera elección, que es la que Dios hizo, está desti­ nado a la vida eterna con Dios. La constatación de su elección debe determ inarle, al individuo particular, a incorporarse a la Comunidad y a constituirse él m ismo en portador de este su testimon io ante el mundo entero. Y la revelación de su reprobación le ha determ i­ nar ún icam ente a esto : a creer en Jesucristo, que ha tomado sobre Sí y ha elim inado aquella reprobación» 43. 41. «Das ist die Botschaft, mit der sich die erwählte Gemeinde... an jeden Menschen zu wenden h a t: die Verheissung, dass auch er ein Erwählter ist», II-2, p. 350. La Comunidad sabe que «auf Grund dieses seines (Gottes) Ratschluss der einige wirklich verworfene Mensch sein eigener Sohn ist», ib., p. 350. «Ausser Jesus Christus gibt es ausser ihm (J. Christus) keinen Verworfenen», p. 389, y passim todo a lo largo del cap., pp. 375-453. 42. Ibid., p. 215, con el amplio comentario, pp. 215-336. 43. Ibid., p. 336, con el subsiguiente comentario, que reitera continuamente estas ideas.

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