PS_NyG_1963v010n001p0003_0056

4 4 IN F IE R N O , VERDAD «E T E R N A » Las citas de teólogos protestantes modernos de tendencia apoca- tástica podrían aumentarse, aunque nunca hab lan ellos en los pre­ supuestos origenianos M. Es norm al que el D ios-Volun tad pura qus propugna la teología protestante no haya de sentirse ligado a seguir para siempre jam ás una decisión concreta, n i siquiera la tomada por su propia determ inación libre. Así, aunque de hecho haya con ­ denado a algunos incrédulos al fuego eterno y El m ismo h aya h a ­ blado de tormento eterno en la Biblia, sin embargo, la Palabra de Dios no está ligada, n i podríamos saber el último secreto de su Li­ bertad infinitamente rica en posibilidades dignas de Sí. El año 1953 se suscitó entre los luteranos de Noruega una viva discusión en tom o al infierno y sus eternas torturas. A lgún obispo se m an ifestó en contra. Pero el criterio oficial sigue considerando al infierno co­ m o una verdad revelada por Dios, orgánicamente articulada en el con jun to del M ensaje cristiano de salvación e indispensable para entender, en su recto sentido, el Am or de Dios y su derecho señorial a exigir la en trega to ta l del hombre 3‘ . 4. Apocatástasis en Karl Barth. Resu lta extraordinariamente interesante estudiar la form a có­ m o se presenta en K . Barth el problema de la reconciliación un i­ versal, encuadrado en la tesis de la elección de todos los hombres en Cristo. K . Barth dice expresamente que la Iglesia no debe en se­ ñar la apocatástasis 3S. Sin embargo, su doctrina es interpretada como auténticamente apocatástica por E. Brunner y, en el campo católico, por U. von Balthasar 3S. Creemos merece la pena detenerse 33. Véanse los artículos citados por Grützmacher-Muras, ob. cit., I, pp. 73, 187SS., 2 8 9 ; n , pp. 85, 532. La «posibilidad» de la apocatástasis también la ad­ mite, G. Aulen, The Faith of the Chri tian Church, London, 1961, pp. 153-154. Lo cual lleva consigo la otra afirmación de que «the idea of a continued possibility of decisión beyond dead is accesible to faith», ibid., p. 154. Veremos que esta afir­ mación es inconciliable con la doctrina del N. Testamento y de la Iglesia. Véase también W. Michaelis, Versöhnung des Alles. Die frohe Botschaft von der Gnade Gottes ; que refuta K. Adam, Zum Problem der Apokatastasis: TheolQschr. 1931 (1951) 129-138. 34. Herder Korrespondenz. Orbis Catholicus, Jahrg. XI (1957) 33b-37. 35. «Die Kirche soll dann keine Apokatastasis, sie soll dann aber auch kpine ohnmächtige Gnade Jesu Christi und keine übermächtige Bosheit des Menschen ihr gegenüber predigen», Kirchliche Dogmatik, Zürich, 1959, II, 2, p. 529-528, cf. 528, 325, 462. 36. E. Brunner, Dogmatik, I, pp. 353-357. H. U. von Balthasar, Karl Barth. Darstellung und Deutung seiner Theologie, Köln, 1951, pp. 186-211; y la forma mentis en que se apova, 201 ss. O. Weber, Karl Barhts Dogmatik, Neukirchen Kreis Moers 1952, pp. 88-99, juicio en la pág. 97-98. Cf. Grützmacher-Muras, ob. cit. II, pp. 30-32.

RkJQdWJsaXNoZXIy NDA3MTIz