PS_NyG_1963v010n001p0003_0056

» A L E JA N D R O DE V IL L A L M O N T E 4 3 única, entre las formas antiguas que habría que exam inar todavía a la luz de las Fuentes, según haremos más abajo. 3. Apocatástasis entre protestantes modernos. El protestantismo antiguo se encontraba en los antípodas de toda idea apocatástica, o de la abolición ñnal de las penas in fer­ nales. Sobre todo el Dios infinitamente iracundo de Calvino habría creado un buen número de hombres con la expresa intención de mandarlos al infierno, para que allí proclamasen eternamente su ira. En la actualidad hay varios teólogos protestantes que parecen profesar la idea de la reconciliación final de todos los hombres con Dios 3Í. Althaus declara que toda respuesta sobre la suerte concreta del hombre después de la muerte carece de seguridad. No son con ­ vincentes ni la afirmación del doble destino, cielo-infierno, ni la afirmación de la apocatástasis. Sólo sabemos que los muertos que­ dan en las m anos de Dios. Y basta. La escatología debe hablar al m ismo tiempo sobre la posibilidad doble destino distinto y sobre la posibilidad (no la necesidad) de la apocatástasis 31. E. Brunner rechaza decididamente la teoría barth iana sobre la predestinación y la inevitable apocatástasis que ella implica. Tan to la doble pre­ destinación como la beatitud -salvación universal son falsas. Pero Brunner las rechaza en cuanto tienen de explicación «sistem á tica »: eso sería ligar la libre voluntad de Dios. Hay que rechazar la apo­ ca tá sta sis; pero, eso no quiere decir que sepamos lo que les pasa a los incrédulos en ultratumba. Nada dice la Biblia. Esta nos habla de lo que pasa a nosotros, los que creemos. Lo demás no nos interesa. Debemos reprim ir la tendencia a sacar cualquier «consecuencia ló­ gica», que nos llevaría o a la doble predestinación o la apocatás­ tasis 32. Como «tesis» no se puede negar la apocatástasis, pero tam ­ poco puede ser afirmada. 30. También para estos teólogos protestantes hay que tener en cuenta las precisiones que sobre la palabra «apocatástasis» hacemos más abajo, p. 52-53. 31. Expone su pensamiento en Grundriss der Dogmatik, 4. Aufl. Gütersloh, 1958, pp. 266-271. Con más amplitud, Die Ltzten Dingen, 8. Aufl. 1961, pp. 172-196. Textos de otras obras los recoge R. H. Gríítzmacher-G. G. Muras, Textbuch zur deutschen systematischen Theologie und ihrer Geschichte vom 16. bis 20. Jahr hundert, Gütersloh 1955, X. 315-318, 322; n , 312. 32. «Wir lehren beides: das Jüngste Gericht, also den doppelten Ausgang der Geschichte, und die AllVersöhnung», Dogmatik, Zürich, 1960, m , 471. Léase todo el cap. pp. 464-474. Combate con insistencia la «apocatástasis» de Barth y toda otra apocatástasis en Dogmatik, i, pp. 353-359. como tesis. Cf. también Grützma. CHER-MURAS, Ob. CÍt. II, 93-94. —

RkJQdWJsaXNoZXIy NDA3MTIz