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30 IN F IE R N O , VERDAD «E T E R N A » Con esta presencia del in fierno y simpatías hacia el diablo rebel­ de, se llega h a sta insinuar una auténtica «m ística in fe rna l», ta l como se vislumbra en Jouhandeau y en Sartre L>\ El hombre que quiera ser totalm en te libre debe in ten tar la experiencia y el regusto agridulce del infierno, como la expresión suprema del logro de la libertad hu ­ m an a sin Dios. El cam ino hacia lo plenam en te hum ano tiene que pasar por el pecado y por infierno, ya que esta es una de las posibi­ lidades reales de la libertad hum ana completamente autónom a y responsable sólo ante sí m isma. No podemos detenernos en la descripción de este fenómeno cultural que h a llevado a la mística del infierno en nuestro tiempo. Nos a le­ jaría de nuestro intento. Pero sí vamos a indicar los rasgos m ás sa ­ lientes y sign ificativos con que se nos ofrece el in fierno de nuestro tiempo. En primer lugar el infierno es presentado como un «m ito litera ­ rio». El auténtico m ito antiguo quería ser expresión de una verdad, la verdad defin itiva y en este sen tido tiene pretensión de ser una ex ­ plicación ob jetiva de las cosas. Pero la representación moderna del infierno no quiere ser un «m ito», en el sen tido clásico, sino sólo una figuración poética, subjetiva, sin inten tos de objetividad. Fuera de esto e l antiguo m ito del hades era una explicación sobre el sentido de la vida hum ana vista desde u ltratumba. El infierno de los escri­ tores modernos h a sido totalmen te «secularizado». No es en modo alguno una realidad religiosa. No quiere saber n ada de u ltratumba, sino que el infierno es una realidad de este mundo o no es nada. El infierno no es m ás que la expresión literaria de la tragedia de la vida hum ana , la personificación de las fuerzas del m a l. Lo m ismo que Dios es la concreción y sublimación de todo lo grande y noble que h ay en el hombre, el diablo y el in fierno sería la proyección hacia fuera de lo m alo que tam bién hay en él Lo único real y objetivo es la realidad del m a l y del su frim iento humano. Por eso hab lamos de la secularización de la idea del infierno, porque el in fierno existiría en el presente «siglo» y en n inguna otra parte m ás allá. Con esto comprendemos la otra característica de la idea del in fier­ n o : su referencia rigurosamente antropocéntrica. El m ito pagano del hades expresaba una ley de la naturaleza a la cual estaba som e­ tido el hombre. En el cristianismo el infierno es una realidad religio­ sa, expresión de las relaciones de Dios con el hombre libremente gráfico a «Satan». Aunque sin intención científica, pero ayuda para comprender el ambiente la obra de G. Papini, El Diablo, Trad, de V. Fatone, Buenos Aires. 1960. 25. U. von B althasar , ob. cit., pp. 249ss. P apini , ob. cit., pp. 197ss.—

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