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A L E JA N D R O DE V IL L A L M O N T E 27 menos dentro de la Iglesia católica. Y a vimos cómo varios escritores de los primeros siglos no sabían determ inar el tiempo preciso de la en ­ trada en el infierno. Pensaban que se habría de diferir hasta el fin del mundo. Continuó la oscuridad h a sta el siglo X IV , en que la in ­ tervención de Benedicto X I I term inó defin itivamente con la duda. Dada la oscuridad del dogma del infierno y especialmen te de su ev item idad , n ad a extraño que las discusiones y dificu ltades teoló­ gicas, no dogmáticas, continúen en nuestro tiempo y n o hayan de cesar nunca. El Magisterio de la Iglesia. Como es norm al el Magisterio de la Iglesia ha presidido y encuazado el desarrollo del dogma del infierno en la conciencia de los fieles. Las intervenciones del Magisterio po­ drían agruparse en torno a estas cuatro verdades: a) La existencia del infierno, como estado de condenación. Los textos en este sentido son numerosos y claros w. b) Casi con la m ism a frecuencia se supo­ ne y enseña la eternidad del in fie rn o ; pero no h a sido objeto directo de defin ición n inguna solemne, aunque se la tenga siempre por doc­ trina de fe. La condenación de la apocatástasis origeniana por el Pa­ pa Vigilio no llega, al parecer, a una definición dogmática c) Una definición solemne de Benedicto X I I determ ina el tiempo en que en tran los pecadores impen itentes en el in fierno : según disposición divina ordinaria inm ediatamen te después de su muerte entran ya a su frir las penas infernales a . d) Estos torm entos infernales son a fir­ mados en los documentos del Magisterio. Sin duda se tienen presen ­ tes no sólo los su frim ientos provenientes de la privación de Dios, sino también otros torm entos psicológicos para el a lm a y físicos para el cuerpo ; pero nada se determ ina más allá de lo que dice la Sda. Escritura. Para conocer la situación actual de la «teología del infierno», nos rem itimos a los tratados conocidos sobre la m a teria 22. 19. D. 40, 321410, 429, 457, 464, 493a, 531, 693, 714. 20. D. 211; 203-209. 21. «Definimus insuper, quod secundum Dei ordinationem communem animae decentium in actuaii peccato mortali mox post mortem suam ad inferna descendunt, ubi poenis infemalibus cruciantur», D. 531. 22. I. P. Sagmes, Sacrae Theologian Summa, Madrid, 1953, vol. IV, pp. 948-996. M. Schmaus, Teologia Dogmàtica, Trad, de Ed. Rialp, Madrid, 1961, vol. VII, 429-472. CH. V. Heris, Le dogme de l’enfer et la theologie, en colec. «L’Enfer», pp. 243-317. B. Beraza, De Deo elevante.de peccato originali, de Novissimi^, Bilbao. 1924,

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