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A L E JA N D R O DE V IL L A L M O N T E 25 derla y desarrollar su contenido según la circunstancia vital de cada creyente y de cada época histórica. Dada la dificultad del misterio n ad a extraño que este crecim iento en su inteligencia haya estado su jeto a las vicisitudes de todo crecim iento que se realiza en un m e­ dio humano. Vam os a seguir esquemáticamente las vicisitudes de este desarrollo hasta nuestros días. E sta reflexión h istórica, aunque muy rápida, nos ayudará a comprender m ejor la doctrina del NT. y los problemas de nuestro tiempo frente al infierno. El problema del infierno entre los Santos Padres. G . Bardy, en la colección de estudios sobre el infierno ya citada, nos ofrece un exce­ lente resumen sobre la doctrina problemática y las soluciones de los Padres en torno al tem a del infierno 18. Las reflexiones de los Padres se concentran en torno a tres pun to s: 1) naturaleza de las penas in ferna les; 2) momento de la en trada en el in fierno ; 3) hab itantes del in fierno ; 4) duración del infierno. Los primeros escritores cristianos afirm an la existencia de las torturas físicas de los condenados en el infierno, concretamente el fuego. Tertu liano y otros se complacen en añadir descripciones de estas torturas in fernales tom adas de los m itos clásicos sobre el hades y que creyeron no les vendrían m al a los condenados de la era cris­ tiana, especialmente a los perseguidores de cristianos. Clemente de A lejandría y Orígenes se deciden por una interpretación metafórica del fuego in fernal. El fuego sign ificaría los remordim ientos interiores del alma. Y a ellos m ismos debieron darse cuenta de que esta a fir­ mación no concordaba con el común sentir de la Iglesia, puesto que no creen conveniente que tales teorías se expongan a los simples fieles. San Ambrosio y Jerónimo Junior en occidente y luego los Capadocios en oriente, m iraron con benignidad y aceptación las ideas de I ds alejandrinos. Pero San Juan Crisòstomo y m ás decididamente San Agustín impusieron el retorno defin itivo a la interpretación del fuego como algo real y a la admisión de torturas físicas para los con ­ denados. Sin embargo, la teología occidental siempre ha encontrado grandes d ificu ltades en la explicación de la naturaleza del fuego infernal. Sobre el momento de entrada de los condenados en el infierno en­ contramos dudas y las afirmaciones más variadas entre los Padres. Los Evangelios y los otros escritos prim itivos dejan entender que las primeras Comunidades cristianas estaban dom inadas por la idea 18. G. Bardy, Les Pères de l’Eglise en face des problèmes posés par l’enfer, en la colec. «L’Enfer», pp. 147-239. DTC., «enfer», V, 47-84.

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