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14 IN F IE R N O , VERDAD «E T E R N A » Por ser la Palabra de Dios pa lab ra -acción , por eso se le llam a en la Escritura palabra de salvación, de gracia, de vida, de justicia, de verdad 6, pues produce todas estas realidades en el hombre, transfor­ mándolo. La Palabra en sí m ism a y por constitución ín tim a es un «acontecim iento». D iríam os que es Dios en acción de salvar, de dar vida, etc. Y como D ios tiene un dom inio exhaustivo y creador sobre los seres humanos, siempre que hab la de D ios «sucede» necesaria­ m ente algo en el h om b re : O se entrega a Dios o se rebela contra Dios. En cualquiera de los casos es ya otro hombre, transfigurado en virtud de la teofan ia divina de Dios en su Palabra : es san to o pecador. Todo a lo largo de la B iblia la Palabra de Dios es, ante todo, palabra de salvación , de amor que se ofrece a perdonar a salvar, dar la vida. En el AT . las alternancias entre Palabra que da vida y Palabra que da muerte o castiga, se siguen continuam ente. Pero este castigo o esta muerte que ocasiona la Palabra, no son m ás que cam ino para el perdón y la vida. Una muerte o castigo definitivo e irrevocable sólo se deja entrever en lejana perspectiva escatológica. Este m ismo escatologismo es relativo, ya que sólo se extiende h a sta la aparición del Mesías en que Dios instaurará otro nuevo orden de cosas, otra A lianza. Además, el A . Testam ento no se preocupa tan ­ to por el destino individual de cada hombre como por el destino del Pueblo; y el interlocutor de Dios es preferentem en te el Pueblo, más que el individuo. Por todo ello se comprende m e jo r que la Palabra de D ios siempre tenga, casi exclusivamente, finalidad salvadora, aun cuando «mortifica» y castiga. El AT . se desenvuelve preferentem en te en una perspectiva colectiva, y lim itada a la existencia terrenal, toda ella dom inada por la misericordia inagotable del Señor. La Palabra de Dios en el N. Testam en to y el M ensa je de salvación que ella comporta, son m á s exigentes, sin duda porque D ios revela más claram ente lo que El es, su Amor señorial. Y a el m ensaje pre-evangélico del Bau tista aparece con exigencias absolutas para el hombre. El que n o h aga pen itencia en trará en ju i­ cio con Dios. El Mesías que h a de venir bautizará en el Espíritu Santo, pero también en el fuego. Es decir no sólo traerá la comunicación p lena del amor benéfico de D ios en el Espíritu, sino que tam bién bau­ tizará con fuego del juicio condenatorio de Dios a los que no reciban el M en sa je 7. El kerigma de salvación es un pregón jubiloso y solemne en que se proclam a que la Salud de Dios h a llegado ya. Pero inm ed ia­ tam en te después de este momento primero de donación por parte de 6. Hech. 13,26; Hech. 14,3; 20,32; Filip. 2,16; Hbr. 4,12 ;I Pt. 1,23; Hbr. 5, 13. 7. Mt. 3, 1-12; Me. 1, 8; Le. 3, 1-17. —

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