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INFIERNO, VERDAD ’’ETERNA” E S T U D I O S En nuestro lenguaje religioso llam am os verdades «eternas» a aquellos acontecim ientos de la Historia de Salud que afectan in ­ m ed ia tam en te al destino defin itivo, eterno, del hom b re: muerte, juicio, infierno, gloria. La expresión «verdades eternas» viene cons­ tan tem en te cargada de enorme seriedad e inquietud ante lo inexcrutable e inmutable del m isterio. Nosotros no vam os a descar­ garle al dogm a del in fierno de este su contenido de inm ensa gra­ vedad. Pero, además, queremos ampliar el sentido de esta «eter­ nidad» del infierno. Lo eterno, en cuan to tal, gravita con todo su peso sobre cada m om en to del tiempo presente, pasado y futuro. Por esto el tem a del in fierno n o puede estar su jeto a la fugacidad de una m era cuestión de actualidad para cierta época h istórica. Es una verdad que tiene que ser contenido esencial de cualquier presente. Su presencia e in fluencia debe conservarse viva en la conciencia religiosa de todo hombre cristiano. El in fierno es siempre de actua­ lidad para la teología, para la cura de almas, para la espiritualidad cristiana. Lo «eterno» aplicado a l in fierno es una categoría de ca­ lidad. Quiere decirse que la idea del infierno goza de una vitalidad siempre antigua y siempre nueva dentro del cristianismo. No está su je ta a la caducidad de lo accesorio. Tamb ién en este sen tido el in fierno es una verdad «eterna». F inalm en te, e l tem a del in fierno se h a hecho muy corriente como tem a literario. Pero la ficción literaria h a mundanizado el tem a del infierno, lo h a secularizado. En vez de man tenerlo en la región de u ltratumba, ha pretendido romper el velo del misterio, ha traído el infierno a este mundo y lo ha encuadrado en los lím ites de nues­ tro tiempo y de nuestro espacio : el infierno está en este mundo — en su dramático destino— y en n ingún sitio más allá. Tamb ién en este aspecto creemos merece la pena «desmundanizar» el m ito literario del infierno, devolverle su categoría de realidad religiosa y colocarlo de nuevo en el espacio y en el tiempo inconmensurable donde siem