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G A B R IE L DE SO T IE L L O 325 cibo inm ed iatam en te es un alm a viviente con toda la riqueza de su inteligibilidad y que descubro a través de lo sensible que m e es dado. Esta a lm a es para mí visible y sensible, porque está en un mundo, porque de él h a asim ilado los elementos de que se nutre, elementos que h a integrado y que hacen que sea carne. La esencia de esta carne que es el hombre, es el alma. Si se le quita el alma, lo que queda no es un cuerpo. No queda sino un poco de barro». La pa labra carne entre los hebreos no debe asim ilarse a lo que nosotros llam am os cuerpo. La carne, para los hebreos, e s el hombre, con toda su hum ana fra ­ gilidad. De nuevo es preciso constatar que estas ideas se hallan hoy más próximas a lo que actualm en te nos enseñan las ciencias y la filosofía. Como ha observado Laín Entralgo, cuando hab lamos de lo somático como presupuesto de los psíquico, no solemos penetrar en lo que eso sign ifica. Lo consideramos a manera de estrato sobre lo que lo psíquico se asienta, cuando en realidad, como h a m ostrado la biología actual, todo lo biológico e s m en ta l y todo lo m en ta l biológico. Es la biología hum ana la que condiciona nuestro modo de pensar. Lo que no h a de entenderse como si la verdad la quisiéramos hacer depender del sujeto, como en los subjetivistas. Es el pensar mismo, no lo pensado, lo que está condicionado por nuestra biología. Y podemos añadir que cuando nosotros vemos un hombre, no es un cuerpo lo que percibimos, sino el hombre, una totalidad form ada por un espíritu encarnado. Tem pranam en te escribió Ortega y G a sset: «Nos cuesta un gran esfuerzo de abstracción ver del hombre sólo su cuerpo m ineralizado. La carne nos presenta de golpe, y a la vez, un cuerpo y un a lm a en indisoluble un idad ... No vemos nunca el cuerpo del hombre como simple cuerpo, sino siempre como carne; es decir, como una form a espacial ca rgada ... de alusiones a una in tim idad». E sta superación del dualismo cartesiano y moderno, lo m ism o que del dualismo antiguo, por la filosofía actual podría ser coronada por una fácil y copiosa antología de textos. Estamos, pues, decididamente cercanos al pensam iento que ex­ presa el lenguaje bíblico. Individuación y personalidad. Relacionado con el problema anterior está el de la individuación por la materia. Para P lotino individuación y ensom atosis proceden de un m ismo movim iento de descenso, de caída. Es como un aislarse, encerrarse, perder comunidad con el universo. Es sign ificativa la com ­ paración que aporta el m ism o Plotino. Es, dice, com o si se conociese a perfección una ciencia y luego no se tomase en cuenta m á s que

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