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BUENAVENTURA DE CARROCERA 305 predicación m isional para la provincia de Castilla. Sus mejores y más excelentes predicadores allí se formaron y de allí salieron. Aunque el núm ero señalado era e l de doce, a juzgar por las estadísticas no ba jaron de 16 y en ocasiones llegaron a 24 los m isioneros que allí re sidieron. Y así continuaron h asta la exclaustración de 1836. Term inamos estas breves notas h istóricas añadiendo que las or denaciones de los tres citados Sem inarios fueron aprobadas por dis tintos breves pontificios de Clemente X IV , firmados el m ismo día 6 de septiembre de 1770 60 y posteriormente por Pío V I el 6 de diciembre de 1 7 8 5 61. Una vez más hacem o s constar que no interesa considerar aquí estos Sem inarios de Misioneros como conventos de estricta observancia, re tiro, modelos de vida común, etc., n i tampoco como centros de apos tolado m isional. Tan sólo en lo que m ira a la preparación dada a los que allí eran recibidos. En todos esos aspectos el contenido de las ordenaciones dadas para cada uno coinciden casi literalmen te 62. Para lograr esa excelente preparación de predicadores y particu larm ente de m isioneros se exigía, en primer lugar, ambiente propicio para el estudio, como era el retiro, la abstracción del mundo, si no absoluta, sí notable y prolongada durante gran parte del año. Y luego, el estudio continuado. Por esa razón no se perm itía salir a predicar durante todo el año sino en tiempos lim itados y también no por todos al m ismo tiempo. Sólo podían hacerlo cuatro de los Padres residentes en los Sem inarios: dos ya maestros consumados en el arte de m isio nar, elegidos por votación , y otros dos que iban de compañeros con carácter de doctrineros. Y aun la predicación de estos cuatro sólo podía tener lugar desde la fiesta de Todos los Santos o desde A d viento h a sta el comienzo de la Cuaresm a : ese era el tiempo propicio y concretamen te determ inado para dar misiones, h a sta el punto de que los cuatro que hab ían salido aquel año a predicar, podían, por razones especiales, predicar durante la cuaresma, pero no en plan de m isión. En cambio los otros que hab ían quedado en el convento y no habían sido designados para misionar, podían predicar la cuaresma y la S e m a n a san ta . Pasada Pascua, todos, m isioneros y restantes predica dores, debían regresar inexorablemente al convento para seguir el es tudio y la preparación. 60. Bullarium Ordinis Fr. Min. Capuccinorum, IX , Oeniponte, 1884, 18-35. 61. P o b l a d u r a , Seminarios de Misioneros..., 272. 62. Véanse las ordenaciones de cada uno de los Seminarios en el breve de su aprobación, Bullarium, 1. c. 6
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