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SANTOS DE CARREA 265 diente. Como pun to de partida está la afirm ación clara de que el autor del evangelio no es ni puede ser san Juan n i n ingún otro apóstol o testigo presencial del ministerio público de Cristo. Esto supuesto, se p lan tean necesariam ente la cuestión sobre el origen del m aterial con ­ tenido en el evangelio y sus posibles fuentes. Como en otros muchos puntos de la exégesis neotestamentaria, también aquí los estudios de R. Bu ltm ann siguen un cam ino extremo. Considera discutible la dependencia de Juan en relación a los sinóp ­ ticos, por lo menos, dice, no se puede probar con certeza. Más bien se debe afirm ar que el evangelista conoce la tradición elaborada en ellos, tal como se nos m an ifiesta en algunos dichos del Señor, en a l­ gunos relatos de m ilagros y, sobre todo, en la h istoria de la Pasión :0. Adem ás de esto, B u ltm ann defiende la existencia de dos grandes fu en ­ tes escritas, que constituirían la base del cuarto evangelio. La p ri­ m era fuen te estaría compuesta de una colección de dichos y discursos, en los que Cristo se presen ta como enviado del Padre y revelador. De ahí e l nombre que se le da a la fu en te : «discursos de revelación» (O ffenbarungsreden ). De estos «discursos de revelación» tom a el ev an ­ gelista la materia para el prólogo y para el resto de los discursos y diálogos del evangelio. Según Bu ltm ann , e sta fuen te fue compuesta probablemente en arameo. Se reconoce por su estilo rimado, sus pro­ posiciones antitéticas, las declaraciones solemnes introducidas por la fórmu la «Y o soy» 11. Para los relatos de m ilagros adm ite Bu ltm ann la existencia de otra fuen te, que él denom ina «fuente de los signos» (Semeiaquelle). Según Bu ltm ann , esta fuente se caracteriza por un estilo distinto del estilo del evangelista, del de los discursos de revelación y del de los relatos de m ilagros tal como los encon tram os en los sinópticos. La introdución a la «fuente de los signos» se podría encontrar en Jn. 1, 35-50, voca ­ ción de los apóstoles, pues el estilo es muy sem ejan te. La conclusión la tenemos en Jn. 20, 30-31 12. El examen de la teoría de Bu ltm ann nos llevaría muy lejos. En ella hay muchos elementos dignos de nota. Por ejemp lo, la afirm ación de la unidad existente entre el prólogo y el resto de los discursos del evangelio, la distinción entre fuen tes paralelas a los sinópticos y fu en ­ tes originales, independientes. La posición bu ltm an iana ha sido muy discutida, aun dentro de la tendencia protestan te más o menos liberal. Una serie de trabajos científicos sobre las características literarias 10 . R . B u l t m a n n , Die Theologie des N. T., T ü b in g e n 1958 , p . 355 . 11 . I dem ., Das Evangelium des S. Johannes, G ö ttin g e n 1953 , pp. 4 - 5 . 12 . Id e m ., p, 78 .

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