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SANTOS DE CARREA 263 independiente del cuarto evangelio. Esta independencia dice relación tan to a los sinópticos como a cualquier otra fuente escrita. A la base del cuarto evangelio habría una tradición propia, paralela, pero, al m ismo tiempo, independiente de la tradición sinóptica, y esto expli­ caría el carácter propio del evangelio, tan distinto de los tres primeros. Veamos brevemente la posición de los católicos y las diversas tenden ­ cias dentro del campo protestante. En la línea tradicional católica, y en el protestantismo conserva­ dor, la independencia del autor del cuarto evangelio era algo mani­ fie sto : san Juan, apóstol y testigo presencial de la mayor parte de los hechos evangélicos, habría escrito su evangelio para completar los escritos sinópticos, apoyándose para ello en sus recuerdos personales. Pero en esta posición católica y conservadora se suponía siempre que san Juan conocía los tres primeros evangelios. A partir del P. Lagrange se h a ido notando entre los exégetas católicos la tendencia a ver en el cuarto evangelio, no un comp lemento a los sinópticos, sino una obra independiente, en la que el autor m a rcha por cam inos propios, sirviéndose de su propia tradición 3. Punto básico de esta actitud ca ­ tólica es la suposición de que el autor del evangelio es el apóstol san Juan, bien que algunos adm itan la intervención fin a l de un redactor 4. Debemos reconocer que la tesis de la autenticidad joán ica del cuarto evangelio, defendida siempre por los católicos, ha orientado y deter­ m inado decisivamente su investigación en el presente problema. Con todo, el reconocer que san Juan ha seguido un camino propio, apoyán ­ dose en información particular, personal, no impide el que haya co­ nocido y haya sido también in fluenciado, sea por la tradición sinóp ­ tica, sea por los m ismos evangelios actuales, dado que los sinópticos fueron escritos antes que el cuarto evangelio. Sobre esto no hay pleno acuerdo entre los católicos. La Biblia de Jerusalén, en un volumen, se expresa a sí: «Hay muchos indicios que revelan en san Juan cono­ cim iento de las tradiciones sinópticas, en particular ciertas omisiones que serían en él incomprensibles si no supusiese los hechos conocidos por otras fu en tes; por otra parte, se debe tener en cuenta su deseo de completar en determinados casos la tradición sinóptica. Sin em ­ bargo, los trabajos modernos ponen cada vez más de relieve la origi­ nalidad y la independencia de la tradición joán ica ; aun cuando relata 3 . C f. A . W ik e n h a u s e r , Introducción al Nuevo Testamento, B a rc e lo n a 1960 , p. 227 . 4 . C f. La Sainte Bible, tra d u ite e n fra n ç a ise sou s la d irectio n de l’É cole B ib liq u e de J éru sa lem , P a ris 1956 , p . 1 . 396 . E n u n se n tid o m á s a m p lio p a rece e n te n d e r la a u te n tic id a d jo á n ic a el P . B e o n it : Qumrân et le Nouveau Testament : NewTestStud 7 ( 1961 - 1962 ) 287 .

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