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2 8 0 PROBLEMAS ACTUALES EN TORNO. una dependencia directa de Juan con respecto a esa secta del Mar Muerto, sino como expresiones independientes de un ambiente común palestinense. Por otra parte, debemos notar que los contactos entre ambas literaturas se realizan m ás bien en el plano de lo accesorio, de lo secundario, nunca de lo esencial. ¿Cuándo entró el autor del cuarto evangelio en relación con estos ambientes? Casi todos están de acuerdo en reconocer que Palestina le debió ofrecer una primera ocasión de conocer y en trar en relación con esta m anera de pensar. A lgunos, incluso, han llegado a afiliar al evangelista a la secta esenia del M ar Muerto, asi como también al Bautista. Esto parece hoy una exageración 58. Aunque es también probable que muchos sectarios hayan entrado en la comunidad cristiana a partir de Pentecostés 5S. El P. Eenoit, en un artículo reciente y programático, que ba jo m u ­ chos aspectos representa el sentir de los miembros de la Sociedad internacional e intercon fesional para el estudio del N. T. 60, defiende como muy probable la existencia en A sia Menor, y en concreto en Efeso, de un ambiente qumránico, al que sería deudor el cuarto evan ­ gelio. «La m ism a región de E íeso — dice— donde la tradición coloca la composición de los escritos joán icos, puede explicar el fuerte color qumránico que los caracteriza, sobre todo a la 1 Jn. A partir de los descubrimientos de Qumrán se ha observado que el recurso a una gnosis griega no se impone ya como ambiente original del cuarto evangelio, pues se conoce un ambiente más cercano, m á s antiguo en la m isma Palestina. Esta observación es pertinente y debe mantenerse. Sin embargo, no obliga a colocar en Palestina toda la génesis literaria de este evangelio; génesis que tiene, por su parte, una larga historia. Independiente de sus estratos más antiguos, que consideraciones de otro orden exigen se atribuyan a un testigo ocular de Jesús y de la Tierra San ta, es del todo permitido considerar los estratos más recientes madurando y encon trando su formu lación en otro lugar. Así, la tradición sobre una redacción final en Efeso puede encontrar su con firmación en la presencia en estos parajes de un judaismo o judío -cristian ism o esenizante» M. 58 . C fr. J . S c h m it t , Les écrits du Nouveau Testament et les textes de Qumrân, RevScRel. 29 ( 1955 > 381 - 401 ; S 0 ( 1956 ) 55 - 74 ; 261 - 279 . 59 . C fr. O . C u l l m a n n , The Significance of the Qumrân Texts for Research into the Beginnings of Christianity : The Scrolls and the New Testament, ed ited by K . S te n d a h l. N e w Y o r k 1957 , p p . 18 -S 2 . E n el m ism o v o lu m e n , p u s de v erse el in teresa n te articu lo de R . E . B r o w n , The Qumrân Scrolls and the Johannine Gospel and Epistles, pp . 183 - 207 . 60 . C fr. Editor’s Note : NewTestStud 7 ( 1960 - 1961 ) p. 275 . 61 . Qumrân et le Nouveau Testament : NewTestStud 7 ( 1960 - 1961 ) p . 287 .

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