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2 5 6 LA UNION EUCARISTICA .. Es que, además, ni siquiera la distinción de los extremos puede tener verdadero valor para definir las dos uniones, si es cierto lo que el mismo Mendoza escribe: «Praeter contactum illum virtualem qui est defluxus quidam virtutum a capite Christi in animam et in carnem nostram mediis Sacramentis» 149. Es una afirmación ocasional, pero si la gracia de los otros sacra­ mentos llega también a nuestra carne, ¿por qué Mendoza insiste tanto en la distinción de la gracia de los otros sacramentos? ¿Por qué ¡habla de unión no sólo por gracia 150 cuando es sólo por gracia? ¿Por qué la llama sustancial si no queda nada de la sustancia de Cristo, sino sólo accidentes semejantes que se han de identificar con la gracia que es también un accidente? 151. ¿Por qué «non solum virtute» 152 cuando es sólo por la virtud de la sustancia de Cristo? Todos los indicios hacen pensar que Mendoza se refiere a la misma recepción del sacramento, a la manducación, cuando habla de «non solum virtute», «non tantum per gratiam», lo cual católico alguno jamás ha negado. Evidentemente la Comunión no es sólo un acto de mis potencias espirituales (entendimiento y voluntad) sino del mismo cuerpo que recibe en sí el sacramento. Inconscientemente pasa Men­ doza de la manducación a la unión efecto de la manducación, y de ahí esas atenuaciones, ese desdecirse en algún modo de lo dicho antes 153. Lo visto en este apartado nos habrá dado una idea aproximada sobre lo esencial de la sentencia de Mendoza, lo que en definitiva ha terminado por afirmar: la Eucaristía, por ser el mismo Cristo, nos produce al recibirlo una gracia más copiosa, que del alma redunda en el cuerpo, haciéndonos semejantes a El por cualidades accidentales. La unión natural supera a la espiritual en la causa, que es el mismo Cristo sustancialmente presente en el sacramento, y en los efectos que por la abundancia de la gracia se producen en el cuerpo. Mendoza no afirma que Cristo permanezca en nosotros sustancial­ 149. P ag. 229, c. 150. Pag. 37, b ; 57, a. 151. P ág. 127, b-c. «C on versio utraqu e a ceid en tium est», p . 198, b. S u s m ism os adversarios, re co n o ce M endoza, ju zg a n qu e la debe llam ar a ccid en ta l : «a ccid e n ta - lem p ro p rie m agis v oca n d am esse cen sen t», p. 132, c. 152. P ág. 5, a. 153. «S iq u id em ex n u trition e sp irituali n o n b en e con sequ itu r u n ion em n o n esse carn alem et n atu ralem , ñeque etiam sequ itu r q u od spiritualis ipsa n u tritio carn alis d ici n o n p ossit si eo quo supra d ixim u s m odo accipia tu r, scilicet q u od fit p er veram c a m is C h risti su bstan tíam », p. 145, b.

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